Vivir el presente: mito o realidad
Vivir el presente o «tengo que vivir el presente»… y eso, ¿cómo se hace?
Hoy día vivimos en la era de la sobre información, donde nos llegan cada minuto a través de la tecnología miles de ideas que asumimos como ciertas solo porque encajan con nuestros problemas. Vivir el presente… ¿es uno de esos mitos o realmente es una necesidad humana?
En muchas ocasiones recibo en consulta a personas que me dicen esto: «Rubén… me cuesta vivir el presente y quiero conseguirlo». Mi respuesta siempre es la misma: ¿y eso cómo se hace? ¿Qué significa vivir el presente?
La idea de vivir el presente es común y se utiliza tanto en Psicología como en libros u otros campos. Sin embargo, es buena idea que reflexionemos sobre lo que esto significa para saber si puede ser posible. El ser humano viaja con frecuencia el pasado, al futuro, divaga en sus pensamientos y se ensimisma. ¿Quiere decir esto que no vivimos el presente?
¿Cuándo se trata de un problema de ansiedad o pensamientos intrusivos o solo es un pequeño escape mental? ¿Vivir el presente es posible? ¿Tiene sentido?
Es muy fácil para ti encontrar un par de docenas de webs que te den X tips para vivir en el presente. Lo que aquí vamos a hacer es otra cosa. Vamos a profundizar para que este tema te quede claro de una vez por todas y te ayude desde hoy a vivir con más aceptación y bienestar. Vamos a por ello.
¿Se puede vivir el presente?
En primer lugar, ¿qué es eso de vivir el presente?
La idea de vivir el presente es una traducción de ideas de otras tradiciones. ¿Cuál es el problema con esto? Que siempre que traducimos una idea según nuestros intereses… se traduce mal.
El presente es un instante efímero e inalcanzable, ya que siempre se está yendo. A su vez, el ser humano viaja con frecuencia dentro de su mente, y en nuestra imaginación, recuerdos o ideas también podemos encontrar un presente verdadero y necesario.
Cuando pensamos que vivir el presente es estar en el aquí y ahora, solo en la experiencia de este momento, termina por generar mucha frustración en las personas. Por este motivo me dicen tanto esto: «no sé cómo vivir en el presente». El problema en realidad es otro: nos estamos esforzando en estar siempre enfocados a la vez que no gestionamos nuestras dificultades y pensamientos intrusivos.
Mitos sobre vivir el presente
Las personas que quieren estar en el presente tienen el siguiente problema: viven con ansiedad, pensamientos intrusivos, van acelerados, piensan siempre en qué va a ocurrir o en qué pensarán los otros. Es un estado mental y emocional agotador que nos lleva hacia el desánimo. Cuando creen que su solución es «vivir el presente» se frustran. Les resulta tremendamente difícil.
¿Dónde está el problema?
Vamos a ver algunos mitos sobre vivir el presente para que lo tengas claro.
La importancia del pasado y el futuro
¿Cómo vivir el presente sin pensar en el futuro? ¿Es esto posible?
Pensar que la tristeza es un exceso de pasado y que la ansiedad es un exceso de futuro nos puede parecer intuitivo, pero es una idea que carece de profundidad y nos lleva a más problemas que soluciones.
Una de las características principales del ser humano y que nos diferencia del resto de mamíferos es precisamente esto: nuestro viaje mental en el tiempo. El ser humano se ensimisma en recuerdos o en el pasado y gracias a esto puede encontrar nostalgia o incluso alegría. Estar mentalmente en el futuro también puede ser útil si se trata de ilusionarse o motivarse con algún proyecto, o incluso para avanzar en un aprendizaje.
No hay ningún problema en que hagamos estos viajes en el tiempo. El problema no es de pasado, presente o futuro, sino de enfocarnos demasiado en factores externos que no podemos controlar (una característica de la ansiedad).
Lo imposible del presente
Como hablamos, estar en el presente de forma literal es imposible, ya que el presente es efímero. Se trata, más bien, de estar enfocados en la experiencia, en lo que ocurre, siempre y cuando sea algo que dependa de ti y sea práctico.
Ensimismo y dispersión como algo… necesario
Te habrás dado cuenta que a lo largo del día siempre tenemos momentos donde nos dispersamos e incluso estamos ensimismados en algún pensamiento. Las imágenes o ideas van y vienen y parece que nos «perdemos» en nuestra mente.
Pues bien, esto que es tan criticado y que se traduce como no estar en el presente, es en realidad algo totalmente positivo y beneficioso para el ser humano (contamos con amplia evidencia empírica sobre esto). ¿Por qué? Porque estos momentos de desconexión son necesarios para la regulación emocional y suponen una especie de descanso cognitivo.
De esta forma, podemos afrontar el resto del día con más enfoque. Cuando un niño está disperso, lo está porque su cerebro lo necesita. Te explico esto aquí en un vídeo.
Ahora bien: hoy día cada vez tenemos menos momentos así… porque la adicción al móvil nos lo impide. El móvil y sobre todo el uso de las redes sociales atrapa toda nuestra intención y nos impide ese momento tan necesario de dispersión, con lo cual dificulta la regulación emocional y el descanso cognitivo. De ahí, que hoy día tengamos tantos problemas de falta de atención, motivación y constancia a la hora de afrontar una tarea.
Más que presente, atención y aceptación
Como ves, eso de «vivir el presente» puede ser un problema más que una solución si no profundizamos. Como te dije al principio del artículo, el problema es que las ideas de otras tradiciones han sido mal traducidas. ¿Qué es lo que realmente nos quieren decir?
Pudiéramos traducir eso de vivir en el presente de forma más adecuada de esta forma: se trata de enfocarte en lo que puedes realmente gestionar, en disfrutar de la experiencia, considerando siempre que dependa de ti y que sea práctico.
Dicho de otra forma: vivimos en el presente cuando aprendemos a gestionar la ansiedad y reducimos o eliminamos los pensamientos intrusivos. Pretender vivir el presente con técnicas o tips sin tener en cuenta esto genera solo más problemas y frustración.
Dificultades para estar en el momento presente
Existen tres problemas principales que nos alejan de un presente más intenso y que nos reporte más bienestar.
Ansiedad y pensamientos intrusivos
La ansiedad es un miedo que se ha generalizado y que nos mantiene en un estado de alerta. Este estado emocional se vincula a nuestra forma de respirar (rápida y superficial, motivo por el cual aprender a respirar de forma completa es el primer e imprescindible paso para solucionar la ansiedad).
Los pensamientos intrusivos, a su vez, son una consecuencia de la ansiedad. Pensamos constantemente en situaciones que se escapan de nuestro control como consecuencia de la ansiedad.
Autoestima dependiente
Si tu bienestar depende más de factores externos que no puedes controlar (cómo se comportan los demás, tener demasiadas expectativas o exigencias, no comunicarte de forma asertiva por miedo al qué dirán o cómo se sentirán, etc.) estarás viviendo según un tipo de autoestima dependiente que te lleva a la ansiedad y el desánimo.
Desánimo
El desánimo, finalmente, es una consecuencia de llevar demasiado tiempo en un estado ansioso (descubre aquí cuáles son las 3 causas principales del desánimo), lo cual nos aleja de la experiencia presente y de todo lo que podemos hacer para sentirnos bien.
Te dejo ahora un vídeo donde te cuento todo lo que puedes encontrar en este artículo (más abajo continuamos con las soluciones)
Vivir con aceptación y confianza (en presente, pasado y futuro)
¿Cómo solucionamos entonces todo este embrollo?
Se trata de vivir con aceptación en relación a lo que depende de ti y no, y sobre todo confianza en que lo que ocurre es lo adecuado, ya que sigue su propio proceso. Cuando tu enfoque está en lo que estás haciendo y lo que puedes hacer para estar bien, te alejas del pensamiento intrusivo. Sin embargo es necesario aprender a gestionar la ansiedad para que sea menos intensa, frecuente y duradera.
Saber gestionar tus emociones, construir una autoestima que te funcione y tomar decisiones que te lleven hacia tu bienestar te lleva a un presente más intenso.
Un dato curioso: una vez que las personas a las que acompaño finalizan sus procesos de cambio y terapia, suelen decirme que ahora sienten que están más en el presente. ¿Por qué? Porque aprendieron a gestionar todo lo que les impedía vivir con bienestar y mayor confianza.
Solucionar lo que te ocurre
Una de las claves más importantes para superar la ansiedad y los pensamientos intrusivos es contar con compañía constante, no solo con sesiones eventuales (que hacen sentir a la persona más sola entre sesiones). Por este motivo mi forma de acompañar es cada día, para cualquier necesidad y consulta.
De esta forma, cuando una persona tiene una dificultad concreta la afrontamos y resolvemos en ese día, sin tener que esperar varios días para poder agendar una sesión.
A su vez, trabajamos con todas las partes de tu personalidad (gestión de emociones, autoestima, sistema de creencias, relaciones, comunicación) ya que todo influye y condiciona. Finalmente, las sesiones serán más profundas y prácticas, ya que tenemos hemos tenido la oportunidad de solucionar otras dificultades antes.
Si es lo que quieres, recuerda que puedes agendar una sesión conmigo en este enlace. En esta sesión podremos conocernos, ver qué ocurre y cómo podemos solucionarlo de forma estable. Te envío muchos ánimos!
Gracias por pensar en ti,
Rubén