¿Por qué repito patrones en mis relaciones? ¿Cómo salir del bucle?
A lo largo de nuestra vida experimentamos situaciones que nos causan malestar, especialmente en las relaciones (sean de pareja o no). Cuando estas situaciones se repiten con el tiempo, nos preguntamos: ¿por qué repito patrones en mis relaciones?
Parece que vivimos en un bucle. Con cada nueva relación o experiencia llegan las mismas sensaciones. Suelen estar relacionadas con la inseguridad, la ansiedad, conflictos o sensación de abandono. Si repito patrones en mis relaciones, la forma de solucionarlo debe ser salir de ese patrón.
Sin embargo, en relación a repetir patrones en las relaciones existen muchos mitos. Solemos pensar que el problema está en el pasado o en algún trauma de infancia. La explicación es otra, más sencilla, y que nos lleva directamente a la posibilidad de cambiar ese patrón. Porque ese patrón no eres tú, sino un aprendizaje que ya no te sirve.
En este artículo vas a poder profundizar en por qué repites patrones en tus relaciones, cuáles son los factores que te llevan a ello y sobre todo cómo salir de ese bucle de forma estable. Lo que voy a contarte está basado en casi 15 años de experiencia acompañando a personas en sus procesos de cambio y terapia.
Repetir patrones en las relaciones: realidades y mitos
Repetir patrones en las relaciones es un problema asociado a miedo, angustia e incluso ansiedad. Puede tratarse de un patrón dependiente, donde surgen inseguridades, expectativas y exigencias que no se cumplen. También puede tratarse de una necesidad de control o sobre preocupación sobre el otro. Sea cual sea el patrón, el principal mito está en considerar que el problema es el patrón.
Si repito patrones en mis relaciones la causa no es un trauma (que por sí mismo no explica toda una conducta), heridas de infancia o «atraer lo que uno cree merecer» como dicen las frases de moda. Estas explicaciones son mitos que no nos ofrecen una realidad con la que trabajar.
El auténtico motivo por el cual repetimos patrones en las relaciones es porque el ser humano es un animal de hábitos, rutinas y aprendizajes. Aprendemos a relacionarnos según ese patrón, que puede haberse desencadenado en una experiencia desagradable del pasado, pero que se ha mantenido porque nuestra forma de ver las relaciones, entender y gestionar lo que sentimos es la misma.
De esta forma, superar patrones en las relaciones no consiste en profundizar en heridas del pasado sino en descubrir cómo funcionan esos patrones y aplicar cambios concretos que te lleven a trascenderlo de forma estable.
Factores que nos hacen repetir patrones
Aunque existan patrones en las relaciones muy diferentes, las causas psicológicas son concretas. Vamos a ver cuáles son los cuatro factores o aprendizajes psicológicos y emocionales más importantes que nos llevan a repetir patrones en las relaciones de pareja.
Antes, todo el contenido de este artículo también está publicado en vídeo. Te lo dejo por si prefieres verlo así. Si te gusta, recuerda compartir para ayudar a otras personas. El artículo continúa más abajo.
Híper responsabilidad por el otro
Preocuparnos por el otro en nuestras relaciones es positivo y saludable. Sin embargo, cuando nos enfocamos demasiado en el otro hasta el punto de perder nuestra identidad, sentimos que vivimos con un vacío.
En esto consiste la híper responsabilidad por el otro: tratar siempre de solucionar los problemas del otro, sentir ansiedad por sus posibles dificultades, hasta tal punto de que pierdes tus prioridades y quizá otros vínculos.
Este factor nos hace dependientes y también conlleva que la otra persona se sienta cómoda en este rol. Esta forma de relacionarnos se aprende, especialmente si sentimos que nuestros vínculos son frágiles. Sentirnos culpables en la infancia o que nos responsabilizaran en exceso de cuidar a los demás cuando aún éramos inmaduros puede ser una causa.
Aún así, la causa mayor es el siguiente factor.
Miedo e inseguridad
Los patrones que se repiten en las relaciones suelen tener su origen en el miedo y la inseguridad. Miedo al rechazo, al abandono, o inseguridad debido a constantes comparaciones son alguna de sus manifestaciones. El miedo y la inseguridad nos hacen ver la relación según la pérdida, de tal forma que perdemos nuestra identidad, nos relacionamos de forma disfuncional, no somos capaces de poner límites o priorizarnos.
Sin embargo, el problema no son estas emociones, ya que por sí mismas son útiles y necesarias. El problema consiste en cómo gestionas esas emociones con tus propios comportamientos. Si tu conducta es evitativa o, por el contrario, tienes una necesidad de control, manifiestas esas emociones y les das más valor del necesario, del tal forma que te condicionan.
Comunicación
Las relaciones funcionan a través de la comunicación. Si tu comunicación es opaca, poco transparente o imperativa o exigente, se repetirán los mismos conflictos. La comunicación debe ser asertiva para afirmar tus decisiones y prioridades, así como para que la relación sea más honesta y se conozcan los límites.
¿Qué nos impide comunicarnos de forma asertiva? El miedo a la respuesta del otro es nuevamente el origen.
Autoestima dependiente
Si tu bienestar depende demasiado de factores externos que no puedes controlar, como la posible respuesta de los demás, sus dificultades, exigencias, etc., tu autoestima será más vulnerable y dependiente.
Este es un patrón que también se repite. Una autoestima dependiente nos lleva una y otra vez a las mismas dificultades. La solución no es «subir» una autoestima que de por sí no funciona, sino construir una autoestima diferente, más funcional, donde tu bienestar dependa principalmente de ti y lo puedas armonizar con tus relaciones.
Salir del bucle: un cambio profundo y estable
Estos cuatro factores o una unión de ellos nos lleva a repetir patrones en las relaciones una y otra vez. Buscamos relaciones donde depender o, por el contrario, el miedo y la inseguridad nos lleva a estar demasiado en alerta, según expectativas y exigencias.
Ahora bien, ¿cómo podemos salir del problema de forma estable?
Si nos enfocamos en patrones como traumas del pasado, estaremos siempre en la búsqueda de un recuerdo que puede ser subjetivo. La clave siempre está en el presente, en cómo gestionas lo que sientes ahora y cómo pudiera ser diferente.
Por esta razón no sirven teorías o enfocarte en lo que hace el otro, sino centrarte en ti, en lo que necesitas aprender y cambiar para salir de ese patrón. Voy a darte cinco claves dentro de un proceso de cambio y terapia para que el cambio que necesitas llegue de forma estable.
Descubrir cómo gestionas lo que sientes
Para salir de esos patrones primero tenemos que conocerlos. Si repito patrones en mis relaciones es ante todo debido a cómo gestionas lo que sientes. Detrás de esos patrones siempre existe miedo, inseguridad, ira, culpa o preocupación excesiva. Cada una de estas emociones son útiles y necesarias en ciertos momentos de nuestra vida. El problema es que sean demasiado intensas, frecuentes y duraderas.
Gestionar tus emociones depende ante todo de tus comportamientos e interpretaciones. No existen personas más inteligentes que otras en un sentido emocional, sino que en función de nuestro carácter sentimos las emociones de forma diferente.
En este primer paso debemos descubrir cómo entiendes y gestionas lo que sientes ahora, de tal forma que veamos su relación con esos patrones. Solo así podremos saber cómo superar el problema.
Profundizar en tu forma de ver las relaciones
Las relaciones, sean de pareja o no, son una de las experiencias más complejas de nuestra vida. En las relaciones encontramos bienestar y también aprendizajes y dificultades. Tu forma de vivir tus relaciones depende de cómo las enfoques.
Si enfocas tus relaciones de forma dependiente, de tal forma que necesitas del otro, terminarás por generar expectativas y exigencias que repitan el patrón. Si tu enfoque es más co-dependiente, de tal forma que necesitas que el otro esté bien y sientes que eso depende de ti, existirá más culpa y preocupación.
Cambiar este enfoque es esencial. Por este motivo es importante trabajar con tu sistema de creencias, autoestima y forma de comunicarte.
Trabajar con un plan de acción
Contar con un plan de acción es un paso imprescindible para conseguir el cambio que necesitas. Sin plan de acción, una terapia es demasiado dispersa. Una vez sepamos en qué consiste ese patrón y veamos cómo resolverlo, tenemos que diseñar un plan de acción personalizado con acciones diferentes que te lleven a cambiar lo que te ocurre.
Solo con un cambio de acción (y puede ser con pequeños detalles) cambiará todo lo demás.
Cuidar todas las partes de tu personalidad
Si repito patrones en mis relaciones no es solo debido a traumas, emociones o heridas. El ser humano es holístico y todas las partes de tu personalidad se condicionan. Por este motivo es necesario trabajar con todas las partes de tu personalidad: tus emociones, tu sistema de creencias, tu autoestima, tu comunicación, tu forma de construir relaciones, incluso tus valores.
Profundizar en ti en su conjunto hará que el cambio sea estable con el tiempo.
Contar con compañía constante
Finalmente, para que un proceso de cambio y terapia funcione se necesita compañía constante. Los seres humanos no sentimos dificultades cada cierto tiempo, sino que puede ser un problema diario. Por esta razón, acompañar solo con sesiones eventuales nos hace sentirnos más solos. Cuando llega el momento de la sesión han pasado demasiadas cosas y hemos perdido esas oportunidades para aprender y aplicar cambios en el momento.
Esta es la razón por la cual mi forma de acompañar como psicólogo y coach es constante, cada día y sin límite de consulta. De esta forma, podemos trabajar con lo que ocurre cuando ocurre, se genera mayor compromiso y el proceso es más flexible. Además, trabajamos con herramientas semanales y con sesiones, que ya son mucho más prácticas y profundas.
Si quieres salir de esos patrones en tus relaciones y quieres compañía experta, puedes agendar una primera sesión exploratoria en este enlace.
Te envío muchos ánimos,
Rubén Camacho