Cómo evitar la procrastinación (de forma estable)
Aviso a navegantes: antes de escribir este artículo me poseía la pereza… ¿Una serie de Netflix? ¿Dejar que pase el tiempo? ¿O quizá sea mejor escribir un artículo sobre cómo evitar la procrastinación?
Así que aquí estoy. Te saluda Rubén Camacho, psicólogo y coach de empoderamientohumano.com. Desde el año 2012 acompaño a personas en procesos de cambio profundos y estables, y sí… el problema de la procrastinación es muy frecuente. ¿Por qué nos pasa tanto?
Y ojo, no es solo una cuestión laboral. Procrastinamos en todas las áreas de nuestra vida: trabajo, proyectos personales, hacer ejercicio, planes de pareja… incluso, procrastinamos en nuestro afecto.
Pero no vamos a resolver esto con tips o consejos de moda en redes sociales. Existen factores psicológicos involucrados importantes que tenemos que descubrir.
En este artículo vamos a profundizar en qué es procrastinar, si eres un procrastinador o procrastinadora, por qué ocurre, y sobre todo: cuáles son las 3 claves principales para descubrir cómo evitar la procrastinación de forma estable. ¡Vamos a por ello!
¿Qué es eso de procrastinar?
La palabra procrastinar nos sonaba muy rara hasta que averiguamos qué es: una de las mayores epidemias actuales contra el bienestar. Si procrastinas no creces. Ni te sientes bien.
Si procrastinas las oportunidades se van. Si procrastinas, tus relaciones personales empeoran. ¿Para qué te sirve entonces la procrastinación? Solo para vivir de forma congelada y dejar escapar todo lo que realmente te mereces.
Seguro que ya te lo han dicho muchas veces: estás procrastinando.
Y has ido a la wikipedia y descubriste que esa palabra que está tan de actualidad significa el clásico «dejar para mañana lo que puedes hacer hoy», además de no priorizar las tareas, dejarlo todo para el último día y tener esa sorprendente habilidad para entretenerte con cualquier cosa antes de lanzarte «a lo tuyo».
En defintiva: ¿qué es procrastinar? Es aplazar lo que te habías propuesto y que es realmente importante para ti por otro tipo de tarea que solo te proporciona un momento agradable pero efímero.
Esta experiencia, como te dije, nos ocurre en todos los contextos: dejar aparcados proyectos que te hacen ilusión, no compartir experiencias importantes con tu pareja o amistades por miedo al rechazo, o estresarte porque lo dejas todo para última hora.
Vamos a ver cuáles son las causas psicológicas de la procrastinación.
Factores psicológicos que te llevan a procrastinar
Si tienes varias ventanas abiertas en tu navegador, estás listo para la procrastinación. Si quieres dar un paso adelante, olvídate de esas ventanas y averigüemos varias claves de la tan famosa procrastinación.
Primer factor: motivación a corto plazo
Habitualmente pensamos que lo que nos motiva es lo que hay fuera: ese proyecto, esa persona, esa experiencia… pero la motivación no es lo que hay fuera, sino la forma en la que tú te vinculas con esa experiencia.
Por este motivo, la motivación que funciona es la que nace de ti. No se trata de que «algo te motive», sino de que tu motivación te lleve hacia ese «algo». ¿Por qué nos paralizamos tanto? Porque tu motivación no está orientada al largo plazo (lo que quieres, lo que realmente te importa) sino a corto plazo (es decir, la experiencia que puedes vivir ahora).
Que tu motivación funcione a corto plazo te lleva al entretenimiento y a la evasión. ¿Y cómo lo haces? Dejándote llevar por esa acción. Si cada vez que quieres hacer ejercicio terminas en Netflix o en una red social, esa conducta aumentará tu idea sobre lo placentero que es.
De hecho, podemos llegar a pensar que nos estamos cuidando o haciendo bien por entretenernos a costa de procrastinar o postergar lo que necesitamos.
Segundo factor: gestión de emociones
Nos dejamos llevar por el miedo, la inseguridad o la pareza. Sentir estas emociones puede ser funcional en ocasiones. El miedo te protege, la inseguridad te ayuda a adaptarte, y la pereza o incluso el desánimo te puede ayudar a descansar (en este artículo profundizamos en el valor positivo de las emociones negativas).
El problema no son esas emociones, sino cómo las gestionas. Si las gestionas de forma disfuncional y son demasiado intensas, frecuentes y duraderas, la propia inseguridad te llevará a procrastinar.
Si gestionas tus emociones de forma funcional te llevarán a la aceptación, la confianza y la seguridad. Es como si, en lugar de estar en tu contra, tuvieras tus emociones a tu servicio.
Tercer factor: la adicción tecnológica
Sí, sí… es necesario e incluso imprescindible que lo tengas en cuenta. Vivimos en la era tecnológica y de la sobre información, pero no funciona para servirte, sino que provoca un mecanismo adictivo (especialmente el móvil y las redes sociales de contenido inmediato, como instagram).
Hacer scroll por el móvil es la herramienta maestra del procrastinador. ¿Y qué te hace sentir? Ante todo desánimo. Es una experiencia adictiva que te genera estímulo, pero te aleja de tu bienestar. En este artículo profundizamos más en la adicción tecnológica y cómo superarla.
Elige: reels, vídeos cortos, imágenes con textos llamtivos, lo que ha publicado un perfil que sigues, seguir moviendo el dedo… o hacer lo que tú realmente quieres y es importante para ti.
Y todo esto, ante todo… es un aprendizaje. No has nacido así, sino que has aprendido a procrastinar.
Ahora que sabes bien qué es y por qué ocurre, vamos a ver las 3 claves definitivas para saber cómo evitar la procrastinación
Las 3 claves para evitar la procrastinación
Ante todo, quiero que sepas que estas 3 claves proceden del trabajo directo con las personas que he acompañado en sus procesos de cambio. Muchas de estas personas tenían problemas con la procrastinación y lo superaron. En muchas ocasiones, como te dije, les podía ocurrir incluso en el ámbito afectivo o en relación a su comunicación (postergar demasiado una conversación importante, por ejemplo).
Vamos a descubrir cuáles son las 3 claves principales para que sepas cómo evitar la procrastinación de forma estable.
Primera clave: cómo motivarte a largo plazo
Procrastinamos porque, en parte, defendemos la procrastinación. Creemos que procrastinar es divertido y que supone «libertad personal», o dicho de otra forma, es una manera de «fluir».
Dicho con otras palabras: no nos gusta planificar, establecer objetivos o prioridades, porque sentimos que es mucho más divertido y gratificante hacer lo que queremos en cada momento.
Esto puede resultar gratificante… sin embargo, te aleja de los aprendizajes que necesitas para vivir con bienestar, conocerte mejor y superarte.
Motivarte a largo plazo es un proceso diferente. En primer lugar necesitas claridad y enfoque: ¿qué es lo que realmente quiero? ¿Para qué lo quiero? ¿De dónde nace esta motivación?
A veces pensamos que un plan de acción es algo rígido, pero es todo lo contrario. Un plan de acción puede ser flexible y ayudarte a fluir. Si cuentas con objetivos concretos, te ayudará a anclarte con esa motivación y cumplir los pasos que necesitas.
En segundo lugar: es necesario que cuentes con una rutina que te lleve a ello. Hoy día nos parece romántico eso de «salir de la zona de confort», pero ojo, salir de la zona de confort no es vivir sin rutina.
Los seres humanos necesitamos una rutina que nos funcione para progresar y crecer. Salir de la zona de confort implica que crecemos, nos desafiamos, abandonamos costumbres, pero porque creamos otro modo de vida que nos da más bienestar. Todo esto rompe totalmente con la procrastinación, ¿no crees?
Vamos con la segunda clave!
Segunda clave: tiempos máximos vs tiempos mínimos
Desde que somos niños, nos han enseñado a funcionar con tiempos mínimos. ¿Qué quiere decir esto? Que nos dijeron que teníamos que estudiar, como mínimo, dos horas hasta poder salir de la habitación. ¿Y qué hacías tú? Pasar dos horas mirando el libro, esperando ese ansiado momento.
En definitiva: te premiaban por pasar el tiempo.
Esto se repite en toda nuestra sociedad: 6 horas en la escuela, 8 horas en el trabajo, tiempos largos para presentar trabajos o proyectos, 4 meses en la Universidad para asimilar contenidos cortos, etc.
Tiempos máximos quiere decir: conozco mi objetivo, me establezco mis metas y mis mejores horarios, y tengo un tiempo máximo y concreto para ir hacia ello. Un tiempo máximo quiere decir que una vez llegues a ese tiempo, ya no puedes continuar (es momento de disfrutar).
Un ejemplo sería: en lugar de desarrollar un proyecto durante horas, darte 25 minutos para avanzar en un paso concreto (esto te dará más enfoque y libertad personal).
En relación a situaciones más personales e íntimas, un ejemplo sería: voy a decir lo que siento y necesito cuando lo siento, de forma más inmediata, en lugar de estar x tiempo dándole vueltas (de esta forma, gestionas tus emociones de forma más funcional).
De esta forma, ganamos enfoque, gestionamos mejor la frustración, y tu motivación depende de dar pasos y disfrutarlos, no de conseguir ciertos resultados a corto plazo. Vivir con tiempos máximos nos ayuda a establecer límites y a disfrutar más de nuestro día a día.
Tercera clave: acciones diferentes
Una de las dificultades que nos encontramos en nuestro mundo digital y plagado de sobre información es la de los consejos o recetas mágicas.
No, lo que le funciona a una persona no le sirve a otra. Por este motivo, para que descubras cómo evitar la procrastinación en tu caso personal, necesitamos encontras las acciones diferentes que, en tu caso, te ayudan a evitarla.
Se trata de enfocarte en cómo tú puedes gestionar mejor tu tiempo, relacionarte de forma más positiva, motivarte más con lo que necesitas, e incluso que descubras qué es lo que realmente necesitas.
Todo proceso de cambio es íntimo y personal. A su vez, el cambio que necesitas solo llega a través de esas acciones diferentes.
Si no cambiamos lo que hacemos, solo nos quedaremos en el área del deseo o la ilusión. El motor del cambio es la acción, que también nos lleva a interpretar lo que ocurre de forma más abierta y funcional. Así que, ya sabes… nos toca pasar a la acción
Un proceso de cambio íntimo para crecer y sentirte mejor
Todo cambio, y esto también implica como evitar la procrastinacion, es íntimo, profundo, y debe nacer en ti. Al principio puede parecerte difícil o complejo, pero en realidad es el resultado de vivir con confusión. Cuando te conoces, descubres qué necesitas, qué te hace crecer, y te proyectas con ello, todo cambia.
Así funciona en realidad un proceso psicológico. No se trata solo de desahogarnos, sino de encontrar soluciones. Tampoco consiste en profundizar en traumas, sino en descubrir cómo funcionas y aplicar los cambios que te lleven a estar mejor, de forma estable, realista y adaptado a tu realidad.
Vivir este tipo de procesos solía parecernos algo frío, como ir al médico (debido a que consistía en asistir a consultas o sesiones eventuales). Por este motivo mi forma de acompañar es constante, cada día, para cualquier necesidad que tengas y sin límite de consulta. Es importante trabajar con todas las partes de tu personalidad: autoestima, autoconocimiento, relaciones, comunicación, valores… Además de con sesiones para profundizar más.
Si quieres compañía, sabes que puedes agendar una primera sesión para conocernos, descubrir qué ocurre y ver cómo podemos solucionarlo. Será el primer paso en un proceso profundo que te lleve hacia el cambio y mejora que necesitas.
Gracias por pensar en ti,
Rubén