La importancia de la comunicación para vivir en bienestar y mejorar tus relaciones

Los seres humanos pasamos nuestra vida comunicando. Tu forma de comunicarte te afecta tu visión de la vida, de ti, también del otro. Tu comunicación te influye en tus vínculos (de pareja o no), en tu forma de actuar. La importancia de la comunicación es entonces máxima para vivir con bienestar y mejorar tus relaciones.

Sin embargo, pasamos gran parte de nuestra vida comunicándonos de la misma forma, repitiendo los mismos errores.

Vivir nuestras relaciones mediante exigencias, expectativas, o de forma opaca por miedo a decir lo que queremos… es un problema de comunicación. También nos ocurre con los hijos, amistades, familia o vínculos profesionales.

La importancia de la comunicación es tal que condiciona tu forma de pensar, de sentirte, y también de hacer sentir al otro. Si tienes dificultades en tu comunicación con tus relaciones, tu pareja, las personas con las que trabajas o atiendes, o quizá tus hijos, llegaste al artículo adecuado.

La comunicación es una habilidad humana muy importante, ya que es uno de los condicionantes del bienestar más importante. Sin embargo, no la trabajamos de forma adecuada.

En un proceso de cambio o consulta psicológica es frecuente trabajar con la forma en la que te comunicas. Nuestra forma de comunicarnos no solo nos afecta, sino que trabajar en ello y aplicar ciertos cambios puede ser la solución a muchos de tus problemas.

Cuando la comunicación funciona, es asertiva y empática, mejoran tus relaciones, tu bienestar y tu autoconocimiento.

En este artículo vamos a profundizar en la importancia de la comunicación para tu autoconocimiento y bienestar, veremos qué es la comunicación asertiva, qué es la comunicación empática, y ante todo veremos cómo puedes aplicar ciertos cambios desde hoy mismo para comenzar a desarrollar esta parte tan importante de ti. Vamos a por ello.

Cómo tu forma de comunicar influye en tu vida y relaciones

¿Por qué la comunicación es tan importante? Porque es un reflejo de tu forma de pensar y actuar y, a su vez, tu forma de actuar y pensar condicionan tu comunicación. Recuerda que la comunicación es una forma de comportamiento (es una conducta verbal).

Desde nuestra infancia aprendemos patrones de comunicación que determinan nuestra visión del mundo. De esta forma, si hemos aprendido a comunicarnos de forma imperativa, o demasiado opaca, hará que en nuestras relaciones se generen conflictos o falta de entendimiento. A su vez, nuestra forma de comunicarnos nos ofrece una visión del mundo que termina por resultar limitante.

Si son otras personas las que generan ansiedad, ira o inseguridad en ti por su forma de comunicarse (alzando la voz, con frases amenazantes o juiciosas, etc.) no podemos hacer nada con su comunicación, pero sí puedes aprender a comunicarte de forma asertiva y empática, para establecer tus límites, expresar lo que necesitas y que tu bienestar no se vea tan condicionado por estos mensajes.

La importancia de la comunicación se refleja en estas 3 áreas:

Las áreas donde tu estilo de comunicación te influye

La que va hacia ti: tu comunicación incluye mensajes implícitos sobre ti, sobre lo que piensas, puedes o no puedes hacer. Tu comunicación, al darte esa información, te está determinando, empoderando o limitando. Si cambias tu comunicación y lenguaje, tu enfoque será diferente y te llevará a acciones diferentes que, por supuesto… te llevarán a resultados y experiencias diferentes.

La que va hacia los demás: tu capacidad para afirmar, negar, usar condicionales, retar a los demás, usar adverbios como «siempre», «nunca», o adversativos como el famoso «pero», te facilitan el dar un mensaje de confianza, unión y acompañamiento a los demás, o por el contrario, ofrecerles dudas, inseguridad o rechazo.

Lo que te dices sobre cómo interpretas el mundo y las situaciones: lo que te dices está influido por tu forma de ver e interpretar el mundo (según tu sistema de creencias y valores… siempre subjetivos y que te llevan a un mismo resultado). A la vez, tu comunicación te reafirma esa forma de pensar. Por lo tanto, con un cambio en la comunicación, puedes comenzar a hacer la diferencia.

Preguntas para mejorar tu comunicación

¿Cómo crees que tu forma de comunicación influye en tus relaciones? ¿Qué tipo de comunicación o frases empleas con frecuencia y te suponen un problema? ¿Te comunicas de forma demasiado imperativa? (lo cual genera más impaciencia y falta de conexión).

Por el contrario, ¿tu comunicación refleja inseguridad y miedos? (cuando es una comunicación basada en la ironía, sarcasmo, das por hecho lo que crees sobre lo que hace el otro o sus motivos, etc.).

¿Qué tipo de detalles existen en tu comunicación que, si los cambiaras, cambiaría todo lo demás?

Y sobre todo: ¿qué tipo de emociones, creencias o ideas te llevan a comunicarte de esa forma?

Tú no puedes cambiar todo lo que ocurre porque no depende de ti. Lo que puedes cambiar y transformar es tu forma de gestionar lo que ocurre, cómo lo interpretas, y sobre todo, cómo actúas ante ello.

Un cambio en tu comunicación puede cambiar tu realidad de forma muy profunda. A su vez, es importante e imprescindible que detectemos qué emociones, creencias o valores hacen que te comuniques así para trabajar con ellos.

Los cambios necesarios en tu comunicación

Observa si alguno de estos tres ejemplos es habitual en ti.

• Si te relacionas con frases cargadas de culpa (antes incluso de que ocurran los hechos), los resultados serán de culpa y malestar. La culpa no fomenta el encontrar soluciones y cambios, sino el mantener el estado emocional estresante y limitante.
• Si tus mensajes suelen ser negativos (“esto no ocurrirá”, “no puede ser posible”) tu conducta y motivación queda condicionada por esos mensajes, con lo cual, el resultado será también negativo (ya que nuestras acciones obedecen a nuestros enfoques e ideas).
• Si tus mensajes generalizan (“siempre haces esto”, “nunca ocurrió así”), no te permites tener apertura mental y encontrar más soluciones y perspectivas para solucionar los problemas, o sencillamente, para sentirte en paz contigo y con los demás.

Por el contrario…

Si tus mensajes están formulados de manera positiva y realista (no pensando en magia o en «pedidos al Universo»), en presente y relacionados con acciones concretas, tu enfoque estará orientado a resultados que se conseguirán si dispones de la creatividad suficiente para diseñar varias estrategias de acción, cambio y mejora.

Si tus mensajes están basados en la empatía y comprensión (sin culpas ni negatividades), el resultado siempre será de relación profunda, con más confianza y apoyo. Te permitirá tener una mayor apertura para comprender la situación, aceptarla, encontrar soluciones y cambios que la mejoren, y sobre todo te hará sentir útil y con capacidad para aprender y desarrollarte.

Sé que todo esto puede ser difícil de aplicar. De ahí que sea tan importante trabajarlo en un proceso de cambio profundo, donde cuentes con compañía constante para conseguir el cambio que necesitas.

La comunicación asertiva y empática como solución

El ser humano desarrolla de forma natural una comunicación asertiva y empática. La asertividad se suele definir como la capacidad para decir no, pero es mucho más que eso. Es la comuniacion natural del ser humano, donde expresas lo que quieres, lo que no quieres, lo que puedes y no puedes, siempre desde la honestidad… y la empatía.

Es decir: una comunicación que te ayude a mejorar lo que te ocurre no es solo asertiva, sino que entiende y respeta la posición del otro. Con asertividad y empatía conseguimos crear un puente nítido entre dos personas, y con una comunicación fluida, podemos, al fin, conectar y mejorar las relaciones.

Si tienes dificultades de comunicación, la solución está en tu propio cambio personal. Puedes solicitarme una primera sesión para que lo solucionemos de forma definitiva. Te envío muchos ánimos.

Gracias por pensar en ti,
Rubén