Confianza en uno mismo: ¿por qué es tan difícil?
La confianza en uno mismo es uno de esos estados que perseguimos y nos lleva al bienestar. Si alguna vez nos hemos sentido así, pocas sensaciones se le comparan. A su vez, sentir que hemos perdido esa confianza en uno mismo nos lleva a la desmotivación, a la parálisis e incluso al desánimo. ¿Qué nos lleva a ello?
Esto nos puede afectar en varias parcelas: en relación a tu relación contigo (salud, ejercicio), en relación a proyectos, trabajo, relaciones o pareja. ¿Por qué a veces resulta tan difícil tener confianza en uno mismo?
Hoy día es habitual buscar recetas mágicas o tips básicos que nos lleven a confiar o a recuperar esa confianza. Pero ya sabes que esos remedios rápidos solo sirven para captar tu atención. Lo que vamos a hacer en este artículo es algo bien diferente. En primer lugar vamos a profundizar en qué significa realmente confiar, qué factores psicológicos y emocionales nos llevan a ello, y sobre todo, cómo recuperar esa confianza si sientes que la has perdido.
La confianza en uno mismo es un deseo común pero a la vez es una idea repleta de mitos. No se trata de creer que puedes conseguir todo lo que te propongas (lo cual es una idea bastante irrealista). A largo plazo, estos mitos perjudican nuestra visión sobre lo que ocurre y nuestras relaciones. Sea cual sea tu caso, vamos a profundizar en lo que te ocurre para poder resolverlo. Vamos a por ello.
¿Qué significa realmente tener confianza en uno mismo?
Esta pregunta parece realmente fácil de responder, pero no lo es. Sentimos que confiar es estar totalmente convencido de que vamos a poder conseguir un logro determinado… pero la confianza tampoco es eso.
¿Cómo podemos estar totalmente seguros de que vamos a conseguir lo que queremos? Es imposible, ya que existen innumerables factores que pueden cambiar lo que ocurre. Esto es así debido a que habitualmente confundimos confianza con deseo o expectativa. Vivimos en un mundo digital repleto de sobre información, y todos esos contenidos inmediatos nos confunden más que ayudan.
¿Qué significa realmente confianza en uno mismo?
Si un deseo significa que anhelamos vivir una experiencia (y eso es positivo en sí mismo, ya que nos lleva a experimentar), una expectativa es la idea de que nuestros deseos saldrán tal y como queremos. ¿Por qué? Porque una expectativa no es más que la validación de nuestros propios miedos e inseguridades. Queremos que algo ocurra de una determinada forma porque tememos que no ocurra así.
Trata de llevar esta idea ahora a tu situación personal o a lo que te afecte. Puede tratarse de lo que esperas de tu relación de pareja, en relación a un logro personal, o lo que crees que puedes conseguir si te comportas de una determinada forma. Luego, no ocurre… y esto te hace sentir que has perdido la confianza.
En realidad la confianza en uno mismo no se trata de eso. Confiar implica que, aunque deseemos que ocurra algo, no sabemos qué va a ocurrir pero aceptamos que todo lleva un proceso. De esta forma, la confianza en uno mismo nos lleva ante todo a la apertura, la aceptación (saber qué depende de ti y qué no) y ante todo nos lleva a actuar.
Factores que nos hacen perder la confianza
Los seres humanos nacemos naturalmente en un estado de aceptación y confianza. Buscamos vínculos y seguridad y con el tiempo desarrollamos la autonomía suficiente para experimentar de forma independiente. La confianza, en realidad, nunca se pierde (ya que no es un objeto) sino que vamos entendiéndola de forma diferente.
Existen una serie de factores que nos hacen perder esa confianza que tanto necesitamos. Antes de profundizar en ellos te dejo un vídeo por si prefieres este formato para profundizar. Más abajo continúa el artículo.
Perdemos la confianza por estos factores:
Miedo e inseguridad
Cuando experimentamos situaciones que nos llevan al miedo y a la inseguridad, si no las sabemos gestionar de forma funcional, terminan por ser demasiado intensas, frecuentes y duraderas, y condicionan nuestra forma de sentirnos y comportarnos (por ejemplo, puede hacer que observemos demasiado lo que tememos, estemos en alerta o evitemos ciertas situaciones).
Cuando vivimos un proceso de cambio personal y terapia (puedes agendar tu primera sesión en este enlace) podemos trabajar con lo que te ocurre, pero lo más beneficioso es que exista un cambio y aprendizaje profundo en ti para solucionar lo que te ocurre ahora y que también te ayude en el futuro. Para conseguir, trabajar con tu gestión de emociones es fundamental, ya que son la base de todo nuestro comportamiento, estado de ánimo y formas de entender lo que nos ocurre.
Sistema de creencias
Nuestras creencias son siempre interpretaciones subjetivas sobre la realidad. Si interpretamos que no seremos capaces o incluso pretendemos conseguir logros demasiado rápido, esto nos frustra y nos aleja de nuestros aprendizajes. Sin embargo, lo que ocurre no va a cambiar solo porque cambies tus creencias.
Este es uno de los grandes mitos modernos: «si cambias tus creencias cambiará tu realidad». Nuestras creencias son solo una interpretación sobre lo que ocurre, pero no pueden cambiarlo. A su vez, nuestras creencias dependen de nuestras acciones y estados emocionales. Las creencias pueden llevarte a limitarte o, por el contrario, frustrarte demasiado porque tenías expectativas demasiado concretas.
Poca tolerancia a la frustración
Conseguir lo que queremos no es siempre posible o, si lo es, requiere de un proceso. Aprender a tolerar la frustración es un aprendizaje esencial que se ve perjudicado cuando existe sobre protección (por parte de otros o incluso de ti). Si no sabemos gestionar la frustración y evitamos afrontar aprendizajes demasiado rápido terminaremos por desconfiar en nuestras capacidades o en que lo que puede ocurrir es positivo.
Autoestima frágil (confiar no es poder)
Si sientes que tu bienestar depende demasiado de factores externos que no puedes controlar (cómo se comportan los otros, cómo te valoran, si crees que cumples sus expectativas, etc.) hablamos de una autoestima frágil. Al no poder controlar esos factores externos, terminamos por sentir inseguridad y cada vez menos confianza en nuestras posibilidades, así como una menor apertura (lo cual nos lleva a evadir situaciones).
Aquí, nuevamente, nuestro mundo moderno nos juega una mala pasada. Nos venden constantemente la idea de que solo con

confiar podemos conseguir logros o que podemos incluso controlar lo que piensen los demás. Sentir que lo que ocurre depende de uno es una idea irrealista. No podemos controlar lo que ocurre, pero sí puedes tomar decisiones sobre cómo comportarte tú, qué experiencias quieres vivir o qué decisiones tomar.
Tu forma de comunicarte
Nuestra forma de comunicarnos nos condiciona en nuestras relaciones y también en cómo percibimos el mundo. Si tu comunicación se orienta demasiado a los riesgos y está muy influenciada por el miedo y la inseguridad, te llevará a generar desconfianza.
Otros factores modernos como un positivismo irrealista o, como hablamos, una confusión entre la confianza en uno mismo y las expectativas nos perjudica a la hora de confiar y crecer.
¿Cómo podemos entonces recuperar esa confianza o generarla?
Se trata ante todo de entender qué es confianza y vivir un cambio y aprendizaje personal que te lleve a ella. Vamos a ver cómo conseguirlo
Confianza en uno mismo como estado emocional
La confianza en uno mismo, en realidad, no es creer que va a suceder lo que queremos, sino confiar (lo cual implica aceptar) que el proceso es el adecuado y participamos en él. Esto nos lleva a, en lugar de esperar algo del otro, comunicarnos de forma asertiva, empática y abierta. En lugar de exigir o esperar recibir, vamos en busca de las experiencias que necesitamos. En lugar de pensar si seremos capaces o no, lo intentamos y tenemos la paciencia y disciplina adecuadas.
Se trata de confiar como estado emocional, con apertura, en lugar de tratar de definir qué va a ocurrir o cómo queremos que ocurra. Este estado emocional es el que nos trae un mayor bienestar y sensación de paz, nos favorece en lo personal, profesional y también en nuestras relaciones (especialmente de pareja, ya que dejamos de temer las consecuencias y somos más asertivos).
Claves más importantes para confiar en uno mismo
Las claves para generar esa confianza no son entonces tips fáciles sino aprendizajes que, una vez interiorizados, formen parte de ti. Principalmente son tres.
Gestión de emociones (confianza en uno mismo como estado emocional)
Aprender a entender y a gestionar nuestras emociones nos ayuda a ser más conscientes de nuestros miedos e inseguridades, así como a descubrir cómo las gestionamos mediante nuestros propios comportamientos.
Hoy día existe el mito de que la «inteligencia emocional» varía de una persona a otra. Pero en realidad no se trata de eso, sino que todos los seres humanos somos seres emocionales y las gestionamos de una forma u otra. Según nuestro carácter o dificultades podemos encontrar una forma u otra. La gestión de emociones, entonces, es un aprendizaje esencial que conseguimos en terapia.
¿Qué es la confianza en uno mismo sino un estado emocional? Está vinculado con la paz, la aceptación, pero también con el atrevimiento y la curiosidad. Aunque estas no sean emociones básicas según la Psicología experimental, forman parte de nuestro día a día.
Autoestima funcional
Una autoestima que funciona es aquella donde tu bienestar depende, al menos principalmente, de ti (de tus acciones, interpretaciones, comunicación, etc.). No se trata de que tú seas el centro de todo, sino que tomes decisiones para estar bien, de forma asertiva y buscando tu bienestar.
Aceptación y relaciones
Finalmente, la confianza puede ser entendida como una forma de aceptación proyectada a futuro. No sabemos lo que va a pasar, pero podemos confiar en que lo que ocurrirá será lo adecuado porque sigue un proceso. Esto nos lleva a atrevernos, comunicarnos, expresarnos y superar barreras que hemos creado.
Vivir desde la confianza (un cambio personal)
Conseguir vivir con confianza en uno depende entonces de un proceso de cambio personal. Pero vivir este proceso de forma superficial o solo con sesiones puede ser demasiado eventual y de nuevo volvemos a las dificultades habituales. Por este motivo mi forma de acompañar es cada día, de tal forma que las personas a las que acompaño pueden consultarme lo que necesiten en cualquier momento. Así, podemos trabajar en lo que necesitan en ese momento, sin tener que esperar a una sesión.
A su vez, trabajamos con herramientas semanales y sesiones para que consigan con seguridad lo que necesitan. Si es tu caso (quieres resolver tus dificultades de forma segura y estable en el tiempo) y tienes el compromiso y la determinación, no dudes en agendar una primera sesión conmigo en este enlace para conocernos, descubrir cuál es el problema y cómo podemos resolverlo.
Te envío muchos ánimos y ante todo, claro, confianza.
Gracias por pensar en ti,
Rubén