Causas de la depresión: ¿Por qué nos sentimos así?

Conocer las causas de la depresión es el paso más importante para poder comenzar a solucionar este problema tan desagradable y limitante. El desánimo es una sensación que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Es algo que forma parte de nuestra naturaleza, y, en muchos casos, no sabemos si estamos frente a un simple desánimo o algo más profundo, como un inicio de depresión.

El desánimo nos hace sentir apatía, una falta de energía que nos lleva a no querer hacer nada, a evitarnos a nosotros mismos y a los demás. A menudo, esta sensación viene acompañada de frustración, ya que el mismo desánimo nos genera preocupación.

Pero, ¿de dónde provienen esas emociones? ¿Cuándo pasamos de sentirnos desanimados a estar frente a una depresión real? ¿Cómo podemos gestionar ese estado emocional para evitar que nos controle?

Lo que vas a leer en este artículo no proviene de ningún manual de Psicología, sino de la experiencia directa como psicólogo acompañando a personas en sus procesos de cambio y terapia en los últimos 15 años. Muchas de esas personas tenían problemas de desánimo e inicio de depresión. Lo que vas a leer forma parte de sus procesos, de lo que les ocurría y de cómo lo han podido superar. Vamos a por ello.

Causas de la depresión: Reacciones frente a eventos externos

A lo largo de nuestra vida, nos enfrentamos a situaciones inesperadas o momentos estresantes que pueden desencadenar el desánimo. Estos pueden ser eventos repentinos y traumáticos, como una ruptura amorosa, la pérdida de un ser querido o problemas de salud, o situaciones más acumuladas, como el estrés derivado de la sobrecarga laboral o personal.

Además, el desánimo puede surgir cuando hemos alcanzado metas importantes pero nos sentimos vacíos, como puede ocurrir al finalizar una carrera universitaria o cumplir con una meta profesional. Esto ocurre cuando nuestra motivación está basada en factores externos que no podemos controlar a largo plazo. Cuando nos acostumbramos a depender de estas motivaciones externas, el bienestar se convierte en algo frágil y, en cuanto algo cambia o falla, surge el desánimo.

Esto es lo más importante que debemos aprender sobre el desánimo o inicio de la depresión: no es un problema natural o que dependa de un problema neurológico, sino que es una reacción ante otro tipo de dificultades. Por lo tanto, si afrontamos esas dificultades podremos prevenir y solucionar los problemas de desánimo.

Las causas de la depresión están entonces relacionadas con tres posibles causas. Vamos a explorarlas con detenimiento y así podrás descubrir cuál es tu caso.

Causas de la depresión: ansiedad, dependencia y rutinas

Existen tres causas fundamentales que nos causan desánimo o depresión. Antes de verlas, te dejo con un vídeo donde te lo explico todo con detalle (el artículo continúa más abajo).

Primera causa: reacción ante la ansiedad

La ansiedad es una de las principales causas de la depresión. Si bien la ansiedad se experimenta como un estado de alerta y miedo generalizado, el desánimo se asocia más con la tristeza, la falta de energía y la desmotivación.

Ambos estados están relacionados de manera estrecha. La ansiedad se manifiesta como una constante preocupación y un miedo no gestionado, mientras que el desánimo actúa como una respuesta emocional a ese agotamiento psicológico. De hecho, la ansiedad puede llevarnos a una sensación de desánimo tan profunda que, en muchos casos, se produce un cuadro mixto de ansiedad y depresión.

Este ciclo puede volverse extremadamente agotador. Si no tratamos la ansiedad, el desánimo se vuelve cada vez más frecuente y difícil de manejar. Por eso, es fundamental abordar la ansiedad desde su raíz para evitar que el desánimo se apodere de nuestra vida.

Segunda causa: El impacto de la falta de propósito

Otro factor que contribuye a las causas de la depresión es la sensación de falta de propósito o dirección en la vida. Las personas que no encuentran un propósito claro o que viven en situaciones que les resultan insatisfactorias, a menudo experimentan un profundo desánimo. La sensación de no tener un propósito en la vida puede llevar a un ciclo de desesperanza, donde la depresión se vuelve la respuesta emocional predominante.

Los seres humanos somos seres de rutinas. A través de nuestras rutinas, encontramos bienestar, anticipación, cierta estructura, y vivimos una vida según nuestros propósitos y necesidades. Cuando vivimos según rutinas que no nos causan satisfacción sino estrés o desmotivación, el desánimo aparece sin remedio.

Tercera causa: dependencia afectiva

Cuando nuestro bienestar depende demasiado de factores externos que no podemos controlar, como la opinión de los demás, si nos valoran, el comportamiento de nuestra pareja, o enfocándonos excesivamente en cómo se comportan los demás y los significados de sus comportamientos, sentimos frustración y con el tiempo desánimo. El desánimo aquí es una causa natural de un enfoque que no nos funciona.

Cuando nuestra autoestima funciona, el bienestar depende principalmente de uno. Nuestra forma de enfocar relaciones y comunicación es clave. Si nos comunicamos y relacionamos de forma asertiva o, por el contrario, opaca y según miedos, inseguridades o exigencias, hace toda la diferencia en la calidad de esas relaciones personales.

Las causas de la depresión están relacionadas con estos tres factores. En tu caso, puede ser debido a uno de estos tres factores o a una combinación de ellos. ¿Cuál crees que puede ser tu caso?

Cómo gestionamos el desánimo

Sentir desánimo en algunos momentos de la vida es completamente normal. Todos pasamos por altibajos emocionales y momentos difíciles. Sin embargo, lo crucial es cómo gestionamos esos sentimientos. La manera en que afrontamos el desánimo puede hacer una gran diferencia en su duración e intensidad.

Si reaccionamos al desánimo con una actitud de pasividad o negación, la sensación se intensificará. Por el contrario, aceptar el desánimo como parte del proceso emocional y tomar acciones que nos ayuden a mejorar nuestra motivación y estado de ánimo es clave para superar esta etapa.

Es importante detectar si en tu vida diaria estás recurriendo a estímulos externos, como el móvil, la televisión o la comida, para intentar mejorar tu ánimo. Estos mecanismos temporales pueden empeorar el desánimo a largo plazo, ya que no resuelven el problema subyacente y solo ofrecen un alivio momentáneo.

Gestionar el desánimo significa tomar conciencia de nuestras emociones, entenderlas y aprender a usarlas a nuestro favor. Este proceso de autoconocimiento es esencial para que no se convierta en un obstáculo en nuestras vidas.

Conclusión

Las causas de la depresión, en realidad, son múltiples, y muchas veces el desánimo es un precursor de estados más profundos. Sin embargo, tanto el desánimo como la depresión son cuestiones emocionales que debemos aprender a gestionar adecuadamente. Nuestro bienestar depende de cómo comprendemos y manejamos nuestras emociones. El desánimo puede ser una señal de que algo en nuestra vida necesita cambiar, y afrontarlo de manera efectiva nos permite hacer frente a los desafíos de una manera más saludable.

Si sientes que el desánimo está afectando tu vida, te invito a explorar tus emociones y buscar las causas de la depresión que puedan estar influyendo en tu estado de ánimo. Si te gustaría profundizar en tu proceso emocional y trabajar conmigo en soluciones efectivas, te ofrezco la posibilidad de agendar una sesión exploratoria enlace, donde podremos encontrar el enfoque adecuado para que logres un cambio real y duradero.

Mi forma de acompañar es totalmente constante: cada día y sin límite de consulta; además de con sesiones y herramientas semanales. De esta forma podremos profundizar en lo que ocurre y solucionarlo gracias a tu propio cambio y aprendizaje personal.

Muchos ánimos,
Rubén