Cómo dejar de rumiar pensamientos
Rumiar pensamientos es un estado desagradable que a todos nos ha sucedido en algún momento. Nos encontramos atrapados rumiando pensamientos, repitiendo una y otra vez lo que nos preocupa. Esa sensación de que el miedo y la ansiedad se quedan instalados en nuestra mente y cuerpo es más común de lo que parece.
La tendencia a rumiar pensamientos negativos es uno de los principales indicios de estados emocionales como el desánimo, el miedo y la ansiedad. Sin embargo, no se trata solo de un síntoma clínico. Cualquier persona, incluso sin un diagnóstico específico, puede experimentar esta dinámica cuando atraviesa situaciones emocionalmente intensas, como rupturas sentimentales, problemas laborales o económicos, o incluso la preocupación por la opinión de los demás.
La pregunta es: ¿por qué sucede esto? ¿Cómo afecta a nuestra vida diaria? Y lo más importante, ¿qué se puede hacer al respecto?
En los últimos años la tendencia a vivir con rumiaciones o pensamientos intrusivos ha aumentado. En consulta, casi la mitad de las personas a la que acompaño en sus procesos de cambio y terapia tienen síntomas de ansiedad, lo cual conlleva rumiar pensamientos. Lo que voy a contarte en este artículo está basado en mi experiencia directa como psicólogo acompañando a esas personas en sus procesos.
Vamos a profundizar en por qué ocurren y cómo salir de esos estados mentales y emocionales mediante tu propio aprendizaje personal, para que esa solución se quede contigo de forma estable. Aquí puedes leer algunos testimonios de las personas a las que he acompañado.
La trampa de los pensamientos repetitivos
Aunque tendemos a vernos a nosotros mismos como seres lógicos y racionales, la verdad es que las emociones juegan un papel más dominante del que solemos admitir. Las emociones nos acompañan en todo momento, moldeando nuestro estado de ánimo, nuestras decisiones y la forma en que percibimos el mundo.
En lugar de ser perfectamente racionales, lo que somos realmente es «racionalmente imperfectos». Rumiar pensamientos es, en esencia, una consecuencia de estados emocionales como el miedo, la ansiedad o la inseguridad. Es una señal de que algo dentro de nosotros no está en equilibrio.
Rumiar pensamientos es siempre una consecuencia de la ansiedad. La ansiedad es un estado de alerta, reflejo de que estamos gestionando nuestros miedos e inseguridades de forma disfuncional. El miedo y la inseguridad no son en sí mismas un problema, sino que depende de cómo gestionemos esas emociones terminan por ser demasiado intensas, frecuentes y duraderas. Las rumiaciones o pensamientos intrusivos son una consecuencia de ese miedo e inseguridad.
Cuando sentimos que lo que ocurre nos puede afectar o vulnerar, comienzan los pensamientos. Tienen cuatro características fundamentales.
Características de los pensamientos intrusivos
Preocuparnos por algo o alguien en ciertos momentos de nuestra vida es natural y sano. Rumiar pensamientos sigue otro proceso. Estos pensamientos intrusivos tienen cuatro características fundamentales.
- Son negativos: siempre nos hacen pensar e imaginar sobre todas las posibles consecuencias negativas que nos puede traer un hecho.
- Siempre tratan de factores externos que no podemos controlar: como el comportamiento de otra persona, el miedo al futuro, etc.
- No son prácticos: no nos llevan a ningún tipo de solución
- Son automáticos: llegan sin previo aviso y parece que se instalan en nuestra mente.
En todos los casos, para poder avanzar, es fundamental abordar la raíz emocional que provoca este ciclo mental.
Voy a dejarte ahora un vídeo donde profundizamos más en este problema. El artículo continúa abajo.
¿Cómo dejar de rumiar pensamientos?
El acto de pensar constantemente en algo no es solo una actividad mental; tiene una base profundamente emocional. Sentimos miedo e inseguridad porque hemos interpretado una situación pasada como peligrosa, y nuestro cerebro, de manera automática, intenta protegernos recordándonos constantemente ese posible peligro.
Esta constante alerta tiene como objetivo mantenernos a salvo, pero a menudo, este mecanismo de protección se convierte en un obstáculo. En lugar de ayudarnos, este exceso de precaución se transforma en un problema mayor.
Existen dos claves fundamentales para dejar de caer en esta trampa mental: trabajar en la base emocional que está detrás de estos pensamientos y buscar acciones que sean completamente incompatibles con el rumiar pensamientos.
Cuando piensas en exceso sobre algo que te inquieta, es porque en el fondo crees que es útil. Rumiar pensamientos se convierte en una estrategia de supervivencia, en un intento de protegerte de futuras situaciones similares. Sin embargo, lo que muchas veces no vemos es que esta estrategia nos agota y nos aleja de soluciones más efectivas.
Cambiar la dinámica
Es posible seguir rumiando mientras realizas actividades automáticas como caminar o desplazarte por redes sociales. Sin embargo, es prácticamente imposible seguir haciéndolo si te concentras en algo que requiere tu atención total, como la respiración consciente, realizar una tarea que demande precisión o cualquier actividad que te conecte con tu bienestar.
Un aspecto crucial para romper este ciclo es diseñar un plan de acción concreto. Necesitas establecer pasos medibles y alcanzables que te permitan desviar tu enfoque y dejar de alimentar el ciclo de pensamientos rumiantes.
Emociones: tus aliadas, no tus enemigas
El aspecto más importante en este proceso es aprender a tener una relación saludable con tus emociones. En lugar de verlas como obstáculos, puedes aprender a gestionarlas y convertirlas en aliadas que te permitan vivir con más aceptación, paz y confianza. Cuando las emociones dejan de estar dominadas por el miedo, la ansiedad o la frustración, puedes empezar a experimentar una mayor apertura hacia la vida.
La respiración como vía para detener pensamientos intrusivos
Los pensamientos intrusivos vienen siempre como consecuencia de la ansiedad. A su vez, la ansiedad está vinculada con una forma de respirar rápida y superficial, de ahí que sintamos ese ahogo en el pecho o boca del estómago tan característico.
Por este motivo, en un proceso de cambio y terapia es imprescindible que trabajamos con una correcta mecánica respiratoria, para así detener las rumiaciones y poder disminuir la intensidad de la ansiedad. Este es un primer paso e imprescindible.
Conclusión y soluciones
Rumiar pensamientos es una experiencia que todos hemos tenido, y sabemos lo agotador que puede ser. Sin embargo, no permitas que esta dinámica se convierta en un hábito que afecte tu bienestar emocional. El cambio es posible, pero requiere acción por tu parte. No te conformes con la sensación de estar atrapado; es hora de tomar las riendas de tu bienestar.
Si te sientes listo para comenzar a hacer un cambio en tu vida, puedes agendar una primera sesión conmigo en este enlace. En esta sesión podremos conocernos, ver tu caso con profundidad, y sobre todo encontrar una solución que sea estable para ti. En mi caso no acompaño solo con sesiones eventuales sino de forma constante, cada día y para cualquier necesidad que tengas. También trabajamos con todas las partes de tu personalidad (emociones, autoestima, relaciones, comunicación) para que el cambio y aprendizaje sea profundo.
Te envío muchos ánimos y espero que nos podamos conocer en esa sesión.
Gracias por pensar en ti,
Rubén Camacho
Psicólogo y coach