Empoderamiento humano

ponerse en el lugar del otro

Ponerse en el lugar del otro: la habilidad que todos necesitamos

Los seres humanos somos seres emocionales, afectivos, y ante todo sociales. La calidad de nuestras relaciones personales son una de las bases para vivir con bienestar. Algunas personas necesitan más, otras menos, con más o menos profundidad, pero son igualmente importantes. Una de las dificultades más habituales en nuestras relaciones es ponerse en el lugar del otro.

¿Por qué nos resulta tan difícil?

Ponerse en el lugar del otro suele entenderse como una pérdida. Lo entendemos como ceder o perder cierto grado de control. Pero esto es una consecuencia de una dificultad para entender y gestionar ciertas emociones, como el miedo y la inseguridad, lo cual nos lleva a esa necesidad de control.

Para mejorar nuestras relaciones y vivir con paz, resulta imprescindible saber ponerse en el lugar del otro, lo cual nos ayuda a desarrollar más nuestra capacidad de empatía. Porque la gran mayoría de nuestros conflictos proceden de ahí: de un problema de comunicación, empatía y entendimiento.

En este artículo vamos a profundizar en lo siguiente:

  • Qué significa realmente ponerse en el lugar del otro y cuál es su importancia para mejorar tus relaciones y gestionar los conflictos
  • Descubrir qué significa realmente la empatía (solemos tener confusiones con este término)
  • Que este aprendizaje signifique para ti el inicio de un cambio personal estable que te lleve hacia un mayor bienestar.

Vamos a por ello.

Entender el mundo del otro para salir del conficto y ponerse en su lugar

Las personas necesitamos relaciones personales de calidad para vivir con bienestar, ya que somos seres sociales y naturalmente empáticos. Lo necesitamos en la niñez, adolescencia, luego de pareja, y también necesitamos tener una relación positiva con nuestros hijos e iguales. ¿Por qué surgen entonces tantos conflictos?

Los conflictos en las relaciones personales (sean de pareja, familiares, amistosas, en el trabajo, etc.) nos causan malestar, ira, y con el tiempo angustia e incluso ansiedad. Cuando los conflictos son muy recurrentes, podemos llegar a sentir desánimo y aislarnos.

¿De dónde nacen los conflictos? No se trata de tener valores diferentes u objetivos distintos, ya que esto forma parte de la naturaleza humana. Los conflictos en las relaciones vienen de una dificultad para ponerse en el lugar del otro.

Cada ser humano es subjetivo, tiene un punto de vista diferente y según sus propios valores, experiencias y sistema de creencias. Cuando dos seres humanos chocan (esto es válido tanto para una relación de pareja como amistosa o incluso con los hijos o compañeros) es una consecuencia de tratar de coaccionar al otro. Queremos que el otro ceda, nos dé la razón o se adapte a nuestros criterios.

¿Por qué ocurre esto? Porque las personas necesitamos validar nuestros valores y relaciones a través de esta adaptación, aunque esto implique que la relación se deteriore. Por el contrario, ponerse en el lugar del otro no implica que perdamos, sino que entendemos una subjetividad distinta a la nuestra, lo cual nos hace crecer.

Las causas de los conflictos

Existen tres causas principales para llegar a los conflictos. Esta información que te doy está basada en la experiencia directa con las personas a las que acompaño como psicólogo y coach en sus procesos de cambio (puedes leer aquí algunos testimonios). Al inicio de esos procesos, las personas podían tener conflictos constantes con su pareja, jefes o pares en el trabajo. También ocurre con las relaciones familiares.

Hoy día es habitual hablar de la «resolución de conflictos» (incluso existen formaciones para ello), cuando los conflictos no siempre pueden resolverse, sino gestionarse. Un conflicto es un choque entre dos formas de pensar distintas que tratan de coaccionarse, y por lo tanto, es también una oportunidad para ponerse en el lugar del otro. Esto es ante todo un aprendizaje psicológico que desarrollamos en un proceso de cambio personal.

Vamos con las tres causas principales.

Miedo y necesidad de control

A lo largo de nuestra vida sentimos miedo e inseguridad de forma recurrente. El miedo es una emoción positiva, ya que nos protege, así como la inseguridad, que trata de que nos adaptemos ante situaciones nuevas. Sin embargo, cuando no sabemos entender y gestionar estas emociones, se pueden hacer demasiado intensas, frecuentes y duraderas.

En las relaciones personales (más aún en las de pareja) surgen nuestros mayores miedos e inseguridades, ya que en las relaciones experimentamos bienestar pero no podemos controlarlo al estar vinculados con otra persona diferente. De ahí que surjan necesidades de control que se manifiestan mediante exigencias, expectativas o quejas.

Entender y gestionar tus emociones es clave para ponerse en el lugar del otro, pero también para vivir con paz y confianza.

Comunicación

El segundo problema más habitual es de comunicación. Si tu comunicación es imperativa y exigente, te resultará más difícil ponerte en el lugar del otro. A su vez, una comunicación opaca o poco asertiva dificulta nuestra capacidad para darnos a conocer y encontrar los límites en las relaciones.

Una autoestima que no funciona
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Si tu bienestar no depende principalmente de ti sino de otros factores externos que no puedes controlar (cómo el otro se comporta, cómo se comunica, etc.) llegarás a sentir más vulnerabilidad en tus relaciones, y de ahí que nos resulte más difícil llegar a un entendimiento.

Ponerse en el lugar del otro es una habilidad que nos lleva hacia el encuentro y la mejora. ¿Pero cómo ocurre? Gracias a nuestra capacidad para empatizar.

¿Qué es realmente la empatía?

La empatía es una habilidad humana, tanto psicológica como emocional, que implica que nos adaptamos a la situación emocional del otro. Es decir: empatía no es «entender» al otro perfectamente, ya que esto no es posible. Empatía tampoco es ceder ante el otro y adaptarnos absolutamente a sus criterios. La empatía tampoco es ayuda incondicional, ya que tenemos límites.

Los seres humanos somos afectivos y emocionales, y somos capaces de ponernos en el lugar del otro (aunque no entendamos al 100% lo que le ocurre) para darle así una respuesta adecuada. Esto es realmente empatía: hacer el esfuerzo por entender al otro y adaptarnos ante una realidad afectiva y emocional diferente.

La empatía como aprendizaje

Al contrario de lo que creemos, la empatía no es una habilidad fija, sino que vamos desarrollando toda nuestra vida. Los niños aprenden a ser empáticos cuando descubren cómo sus acciones afectan a otros, y así aprenden a mentir, a manipular, y también a hacer un regalo o tener un gesto afectuoso.

De la misma forma, la empatía es la habilidad que nos conecta a las personas. ¿Y de qué depende? Nuevamente de los factores que mencionamos antes: tu capacidad para gestionar tus emociones (es muy difícil generar empatía si vivimos con miedo e inseguridad), saber comunicarnos de forma empática y asertiva (para entender, adaptarnos y resolver) y ante todo el deseo de querer entender una realidad diferente a la tuya (lo cual mejorará la calidad de esa relación).

Mejorar tus relaciones personales gracias a tu propio cambio

Cuando una persona es capaz de ponerse en el lugar del otro está experimentando una de las vivencias más importantes y enriquecedoras de su vida. Vivir con miedo, inseguridad y ansiedad nos aísla emocionalmente y nos hace vivir según nuestro propio mundo. Ponerse en el lugar del otro es una salida de ese encierro y una liberación personal.

Esto no quiere decir que ponerse en el lugar del otro implique perder tu autonomía. Todo lo contrario. Nos ponemos en el lugar del otro para encontrar nuestros espacios personales y comunes, y así ver dónde podemos coincidir y dónde no.

Existen tres aprendizajes fundamentales para conseguirlo y así mejorar tus relaciones personales. Si esta es tu situación, recuerda que puedes vivir un proceso de cambio profundo y práctico con compañía experta (solo tienes que agendar una primera sesión y vemos cuál es tu dificultad y cómo ayudarte para que la resuelvas de forma estable y gracias a tu propio aprendizaje).

Comunicación asertiva y empática

La comunicación es la habilidad humana que nos pone en contacto con un mundo subjetivo diferente. Cuando tu comunicación es asertiva y empática puedes conectar mejor con el otro, expresar lo que quieres, no quieres, puedes y no puedes.

Una comunicación basada en exigencias, juicios de valor o imperativos no nos ayuda a empatizar. Por el contrario, una comunicación donde se desarrolle la escucha activa, la formulación de preguntas o donde se muestre el interés por entender al otro, nos llevará siempre a un lugar de encuentro.

Gestión de emociones para ponerse en el lugar del otro

Aprender a entender y a gestionar tus emociones no solo te ayuda a mejorar tus relaciones personales, familiares o de pareja, sino a vivir con mayor bienestar, calma, aceptación y confianza.

Esto no depende de una reflexión, sino de tus propias acciones. Gestionamos lo que sentimos mediante nuestros propios comportamientos, y esto es algo que podemos trabajar en un proceso de cambio o terapia.

Límites y acuerdos

A su vez, comunicarnos con límites y acuerdos es fundamental para mejorar la calidad de las relaciones. Que nuestras relaciones sean positivas no solo depende de entender, sino de comunicar lo que queremos y no, podemos y no, para así generar más autonomía. Cada ser humano vive su propio proceso y las relaciones son una experiencia para compartir ese proceso, no para coaccionarlo.

Un proceso de cambio y mejora

No podemos cambiar nuestras relaciones con solo el deseo de una persona, pero sí puedes vivir un proceso de cambio y aprendizaje personal donde desarrolles estas habilidades. Esto no solo te ayuda a mejorar tus relaciones, sino tu propio bienestar y autoconocimiento.

Ponerse en el lugar del otro nos ayuda también a conocernos a nosotros mismos, descubrir nuestros valores y propósitos.

Si quieres conseguir el cambio que necesitas, recuerda que puedes agendar tu primera sesión.

Gracias por pensar en ti,
Rubén

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Rubén Camacho Zumaquero

Psicólogo y coach

Puedo ayudarte

Si quieres solucionar lo que te ocurre, agenda una sesión conmigo para conocernos, encontrar una solución estable y comenzar con tu proceso de cambio personal

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