El cambio de las personas tóxicas es posible… pero, ¿acaso existen?
En nuestro día a día es común hablar de personas tóxicas. Aunque hace apenas unos años esta palabra no formaba parte de nuestro vocabulario, hoy día se emplea para todo: personas tóxicas, relaciones tóxicas, ambientes tóxicos, cómo convivir con una persona tóxica, etc. Pero, ¿realmente esto nos ayuda? ¿Tiene algún sentido? ¿Existen verdaderamente las personas tóxicas?
La misión que tenemos los psicólogos es acompañar a personas en un proceso de cambio práctico y profundo, donde aprendan de sí mismos, para así poder mejorar tanto su vida como sus relaciones de forma estable. Una de las vías para hacerlo es aumentar nuestra apertura (que es tu capacidad para ampliar tu punto de vista).
Este es el objetivo de este artículo. ¿Existen verdaderamente las personas tóxicas? ¿Cómo es una persona tóxica? Y en caso positivo, ¿las personas tóxicas pueden cambiar? Vamos a por ello.
Lo que entendemos por personas tóxicas y por qué no existen como tal
En los últimos 5 años he recibido cada vez más en consulta a personas que decían vivir en ambientes tóxicos, o convivir con una persona tóxica. Esta idea viene acompañada por cómo nos expresamos socialmente y por lo que leemos constantemente.
Hoy día vivimos en la era digital, de la sobre información y las tecnologías. Las palabras vuelan y rápidamente forman parte de nuestro vocabulario. La popularidad de ciertas palabras o etiquetas pueden condicionar tu visión sobre lo que ocurre.
Cómo es una persona tóxica (en la teoría)
Se suelen definir como personas que generan un mal ambiente, se comportan de forma manipuladora, hacen sentir mal al otro, o incluso que «roban la energía» (esto puede interpretarse como que te hacen sentir ansiedad, lo cual es una sensación desagradable que te causa cansancio).
Se definen como personas con un lenguaje muy negativo (con expresiones como «tendrías que haber hecho esto», «siempre lo haces igual», «nunca haces esto», «deberías haberte fijado antes», etc.), hacen sentir culpables a los demás, se quejan constantemente, y en definitiva, someten a las personas hasta agotarlas mediante una forma de relación y comunicación negativo y denso.
¿Existen estas personas en psicología?
Las personas tóxicas no existen tal y como crees
Desde ya te digo que no. En Psicología no contamos con ningún tipo de evidencia empírica que nos diga que existan personas que se comporten así todo el tiempo o que tengan algún tipo de trastorno de personalidad que les haga comportarse así.
El término «personas tóxicas», así como todo lo que tiene que ver con lo tóxico, forma parte del vocabulario del marketing moderno. Formó parte de ciertos libros y luego de nuestro vocabulario. La estrategia fue la siguiente: vender la idea de que el problema está fuera, en esas personas, y de esta forma validamos nuestra forma de pensar.
El problema que esto tiene es que no supone ningún tipo de apertura ni de ayuda para ti.
Las personas tóxicas como tal no existen por las siguientes razones:
- Ningún ser humano se comporta de esta forma durante todo el tiempo
- En el caso de que tenga ese comportamiento recurrente, puede ser debido a una dificultad para gestionar ciertas emociones (inseguridad, ira, necesidad de control) que puede cambiar (pero si le etiquetamos y rechazamos a la persona, será más difícil)
- No supone ningún tipo de ayuda para ti pensar que existen personas tóxicas, sino aprender de ti para mejorar estos comportamientos o para comunicarte de forma asertiva con personas que se comporten así contigo
El término personas tóxicas proviene entonces del marketing y solo pretende que consumamos ese material (libros, ideas, etc.), ya que nos hacen sentir que eso es justo lo que nos pasa con esa persona, valida nuestras ideas y nos genera seguridad. A largo plazo, solo reduce tu visión sobre lo que ocurre y te impide crecer.
Las dificultades en las relaciones
A lo largo de nuestra vida, en alguna ocasión nos hemos comportado como se suele considerar habitual en una persona tóxica. Una comunicación negativa puede ser común si tenemos dificultad para gestionar ciertas emociones, en momentos de estrés, o si nos hemos habituado a relacionarnos así por miedo o inseguridad.
Sin embargo, la experiencia donde esto ocurre con más frecuencia es con las relaciones.
Las relaciones personales, más aún las sentimentales, son una de las experiencias más complejas de
nuestra vida. Experimentamos un vínculo íntimo y especial, pero con el tiempo descubrimos que no podemos controlarlo. Cada persona es diferente y tiene su propia visión de lo que ocurre. De esta forma, surgen miedos e inseguridades que no sabemos cómo gestionar.
Este es el motivo por el cual es tan habitual que en las relaciones tengan lugar comportamientos que consideramos «tóxicos», pero que en realidad solo forman parte de una crisis, un aprendizaje que no nos sirve, y que podemos cambiar si trabajamos en nosotros mismos.
Por supuesto: esto no quiere decir que no existan personas agresivas o que te vulneren. Pero en este caso no se trata de ninguna toxicidad, sino de comportamientos que no debes tolerar y que debes aprender a parar a tiempo. Este es también un aprendizaje muy valioso para ti.
Cómo afrontar estos conflictos
Es habitual que las relaciones (más aún las de pareja) nos generen conflictos. Somos seres sociales, afectivos y emocionales, necesitamos relacionarnos y conectar con el otro. Sin embargo, en las relaciones personales o sentimentales surgen conflictos naturales, fruto de nuestros propios miedos e inseguridades.
En el trabajo surgen también dificultades por puntos de vista contrarios, impulsividad, necesidad de control o miedo a la incertidumbre.
La forma de saber afrontar estos conflictos (que no quiere decir que las personas sean tóxicas, sino que son comportamientos que debemos aprender a cambiar o a impedir que te afecten demasiado) es aprender a gestionar nuestras emociones y sobre todo desarrollar una comunicación asertiva y empática, que te permita plantear límites claros y a su vez conectar mejor con los demás.
Cambiar el enfoque de tus relaciones (la forma en la que las construyes) también te ayudará. Vamos a profundizar más en esto.
Principales claves para cambiar lo que ocurre
Si lo reflexionas, todos los comportamientos de las personas que consideramos «tóxicas» pueden ser comunes en cualquier persona en algún momento de nuestra vida.
Por supuesto: si consideras que realmente estás en una situación de vulnerabilidad porque estos comportamientos son extremos, agresivos, etc. (de forma personal, íntima, o en el trabajo) no hablamos de personas tóxicas, sino de personas con una dificultad extrema, siendo la única solución para ti alejarte o pedir ayuda especializada.
En el resto de casos más comunes, las claves para mejorar tu situación o relación son las siguientes:
Los 3 aprendizajes más importantes
Aprender a entender y a gestionar tus emociones: los seres humanos reaccionamos de forma más desagradable cuando nos dejamos llevar por nuestros miedos, inseguridades, o cuando no sabemos gestionar emociones como la ira, la impulsividad o la necesidad de control. Sin embargo, estas emociones no son las responsables de lo que ocurre, sino tu forma de gestionarlas. Cuando aprendes a gestionar tus emociones puedes ver las situaciones con una mayor apertura, sentir más aceptación y confianza.
Mejorar tu autoestima de forma estable: no se trata de subir la autoestima, sino de que construyas una autoestima que te funcione, donde tu bienestar dependa principalmente de ti. Esto te ayudará a construir relaciones más positivas, honestas, donde a su vez puedas comunicarte y relacionarte con límites más claros. Es común que se considere que la autoestima sube cuando te alejas de las personas tóxicas, pero esto es solo una idea que te condiciona y con el tiempo termina por generar una autoestima más frágil, ya que tu bienestar sigue dependiendo de factores externos que no puedes controlar.
Trabajar con tu comunicación: para que no sea imperativa o basada en reproches, o en el caso de que la comunicación del otro te afecte a ti, trabajar con tu comunicación para que sea asertiva y te ayude a evitar conflictos.
Todas estas claves se desarrollan en ti cuando vives un proceso de cambio profundo. Culpar al otro o enfocarte en lo que hacen los demás solo te hace olvidar tu propia oportunidad para estar bien. Lo que buscan estos libros o mensajes superficiales es solo llamar tu atención y ganar notoriedad, pero no es algo que a ti realmente te ayude, sino que te condiciona y perjudica.
Lo más valioso para ti es trabajar contigo
En resumen: puede resultar más fácil (pero perjudicial) pensar que el otro o lo que ocurre es tóxico, porque esto nos evade temporalmente del problema. Lo realmente difícil y a su vez transformador es aprender a entender al otro, a sus conflictos y dificultades, a la vez que saber comunicarte de forma clara y asertiva.
Trabajar con tu propio cambio personal y aprendizajes es lo único que puedes hacer, y a su vez será lo más positivo y transformador en tu vida.
El gran problema de la psicología moderna con «lo tóxico»
Como psicólogo, he encontrado a lo largo de los años a personas que me decían: «sí existen las personas tóxicas, porque yo conozco a una persona que…».
En todos esos casos eran personas que tenían comportamientos desagradables, pero que podemos aprender a parar. Cuando estas personas me decían que habían leído a algún psicólogo decirles esto, yo les decía que esto es un error ético, ya que el código deontológico de la psicología nos impide juzgar, categorizar o mucho menos diagnosticar a personas que no están en consulta.
La psicología es una ciencia del comportamiento humano y sus procesos cognitivos (mentales) y emocionales. Por este motivo, la forma de acompañar a una persona en un proceso de cambio personal debe ser ética y debemos aplicar lo que realmente funciona. Estas son algunas de las características:
- Respeto absoluto al punto de vista de la persona (es decir, no juzgamos ni somos directivos, así como no debemos aconsejar o guiar)
- Solo trabajar con la persona que está en consulta, no con el mundo externo (que no conocemos)
- Ayudar a la persona a, desde la confidencialidad, abrir su punto de vista y desarrollar aprendizajes para que consigan el cambio que necesitan.
Te habrás dado cuenta de algo… esto, hoy día, debido al auge de las redes sociales, cada vez ocurre menos.
Las redes sí que pueden ser «tóxicas»
Las redes sociales nos han sumergido en una selva de contenidos, y muchos profesionales de la psicología se han saltado el código deontológico al adaptar estas palabras de las redes. ¿Por qué? Porque saben que así causarán expectación, es lo que a las personas les llama la atención, y así, serán leídos o escuchados.
Pero esto va totalmente en contra de la ética y del código deontológico, ya que se están divulgando conceptos totalmente inciertos y sin validez empírica alguna. Esto sucede con muchos conceptos: personas tóxicas, narcisistas, psicópatas, términos que suelen derivar del inglés y que no tienen valor científico suficiente (gaslighting, ghosting, etc.).
¿A qué nos lleva todo esto? A que a través de las redes sociales desarrollamos ideas que realmente no nos ayudan para nada. Cada profesional de la psicología debe aprender a acompañar a las personas de forma ética, y lo que se divulgue debe ser compatible, siempre, con la evidencia de la que disponemos. El motivo es claro: para ayudarte, no para confundirte. El bienestar de las personas es lo más importante.
Vivir el cambio que necesitas
Vivir implica que a lo largo del tiempo nos encontraremos con experiencias difíciles. A su vez, son una oportunidad para aprender sobre ti y gestionar mejor esos momentos. Ese aprendizaje se quedará contigo para siempre.
Pensar que eres una persona tóxica o que te relacionas con ellas (en tu vida personal o en el trabajo) no tiene una función positiva para ti. Lo positivo es centrarte en ti para conseguir el cambio que necesitas: tu forma de comunicarte, de gestionar ciertas emociones como miedos, inseguridades o impulsividad, cambiar el enfoque de tus relaciones, etc.
Ese cambio es lo realmente positivo. Las mal llamadas personas tóxicas son solo personas con dificultades que pueden cambiar. Esas dificultades pueden ser comunes en cualquier persona en momentos complicados de nuestra vida. Si esto es lo que quieres y quieres compañía experta, recuerda que puedes solicitarme una primera sesión. En esa sesión nos conocemos, profundizamos más en lo que te ocurre y encontraremos soluciones profundas que se estabilicen en ti.
Por este motivo no acompaño solo con sesiones, sino con constancia y sin límite de consulta. Así, puedes sentir esa compañía y ayuda en cualquier momento. Puedes agendar la sesión aquí.
Te envío muchos ánimos ante todo compromiso todo. Todo puede cambiar si el cambio se da en ti.
Gracias por pensar en ti,
Rubén