Cómo conocerse a uno mismo

Conocerse a uno mismo es un proceso para toda la vida. A medida que vivimos experiencias, tenemos aprendizajes y superamos dificultades, nos encontramos con retos para conocernos. Sin embargo, a veces parece que nos atascamos.

¿Qué significa realmente el autoconocimiento? ¿Realmente crees que te conoces? ¿Cómo conocerse a uno mismo con profundidad?

Si te has preguntado cómo conocerte a ti mismo es una buena señal, ya que implica que has decidido alejarte de la idea de quien crees que eres para realmente pasar a conocerte.

El gran problema del autoconocimiento es que nos identificamos. Pasamos nuestra vida repitiendo patrones, con las mismas creencias y bloqueos. ¿Por qué nos ocurre siempre lo mismo? Porque nada en nosotros ha cambiado.

Puede ocurrir con tus relaciones de pareja (repetir las mismas experiencias, bien sea con la misma persona o en otras relaciones), con tu autoconfianza, ansiedad o pensamientos intrusivos. Es decir: nos identificamos con lo que nos pasa, con lo que creemos, con lo que pensamos que necesitamos, y todo se repite. Conocerse a uno mismo es una experiencia que hará que todos esos patrones cambien.

En este artículo vamos a profundizar en tu autoconocimiento con profundidad, yendo más allá de las identificaciones. Porque conocerte no es creer que eres un tipo de persona determinada, con unas características, sino estar dispuesto a reconocer que no lo sabemos y adentrarte en un viaje único hacia tu interior.

Conocerte no es creer saber quién eres

Me imagino que alguna vez te lo has preguntado. ¿Cómo conocerse a uno mismo? A veces, pasamos nuestro día a día actuando como autómatas. ¿Qué es lo que te hace ilusión al levantarte por la mañana? ¿Por qué haces lo que haces? ¿Qué te está motivando? ¿Sabes qué es lo que te frena? ¿Qué hace que sientas unas emociones u otras? Y sobre todo… ¿Para qué lo haces?

Probablemente, la gran meta en nuestra vida sea conocernos. Cuando te conoces, sabes cuáles son tus talentos, también tus límites, desde qué valores quieres vivir y qué tipo de relaciones quieres construir.

A la vez, conocerte implica saber cuáles son tus áreas de mejora o esas partes de ti que aún no has desarrollado.

La gran paradoja del autoconocimiento es que no consiste en identificarte, es decir, en pensar que eres un tipo de persona A, B o C, un determinado signo, un tótem, un animal, o identificaciones que tanta curiosidad nos dan pero que realmente suponen un límite para tu autoconocimiento.

Conocerse a uno mismo implica que reconoces que no te conoces totalmente, que hay partes de ti que aún son un misterio, y que decides conocer cómo funcionan todas y cada una de las capas de tu personalidad.

Las capas de nuestra personalidad (la clave para conocerse)

Nuestra personalidad es una máscara. De hecho, la palabra personalidad viene de «pessoa», del latín, que significa máscara. Construimos una personalidad con el paso de los años según tus experiencias, entorno, sistema de creencias, dificultades, etc.

De esta forma, nos desarrollamos creyendo saber quiénes somos, creemos tener razón, creemos saber qué necesitamos, en qué tenemos razón, y de esta forma las dificultades se repiten (en tus relaciones de pareja, personales, de trabajo, o en relación a tu autoestima, emociones, autoconfianza, etc.)

Las capas de la personalidad son las siguientes:

Entorno: tu contexto, cultura, experiencias familiares, las ideas con las que has crecido
Experiencias: lo que has vivido, cómo te ha impactado
Sistema de creencias: tu forma habitual de interpretar lo que ocurre (que siempre es subjetivo y limitado)
Autoestima: tu relación afectiva contigo, a través de la cual fluye una relación con el mundo
Tu gestión de emociones: cómo entiendes y gestionas tu mundo emocional
Tu forma de enfocar tus relaciones: la forma en la que te vinculas con el mundo y con los otros, lo cual incluye tu comunicación
Tus valores: tu forma de entender el mundo desde lo correcto o incorrecto, lo cual define tu bienestar y acciones
Tu identidad: quien crees que eres

Todas estas capas cambian con el tiempo. Conocerse a uno mismo implica que descubre cómo funcionan cada una de estas capas en ti, superas tus bloqueos en cada una de ellas, aplicas cambios específicos en tu vida y así aumentas tu bienestar.

Preguntas para conocerte a ti mismo

Aprender de ti es la mejor decisión que puedes tomar. Cuando nacemos, somos pura emoción, expresividad y descubrimiento. Con los años, llegan las experiencias, los primeros miedos, y vamos creciendo según un sistema de creencias y valores que te da una identidad. Tu nombre y apellido. Tu forma de ser. Pero… ¿y si te digo que tu forma de ser en realidad no es lo que eres ni quién eres? Para conocerte mejor, es imprescindible que trates de ir más lejos de lo que llamas «tu forma de ser».

Se trata de profundizar en quién crees que eres y descubrir cómo tu autoconocimiento influye en lo que haces, en cómo te sientes y en cómo te relacionas con los demás (incluso, en tus resultados o vida profesional). Se trata de salir del círculo y descubrir un mundo nuevo sobre ti.

Ahora llega el turno de que respondas preguntas para conocerte a ti mismo

Tus motivaciones

Cada día, al despertar en la mañana, ¿qué es lo primero que haces? ¿Hacia qué sientes compromiso? ¿Cómo te sientes en tu estado de ánimo? Y sobre todo… esos compromisos, acciones, sentimientos, ¿se dirigen hacia lo que realmente quieres, o hacia lo que quieren los demás o esperan de ti? Lo que haces, ¿está dirigido a tu desarrollo como persona independiente, o a cubrir una necesidad en ti que consideras dependiente? Intenta escribir tus respuestas en una hoja de papel (te ayudará a profundizar más, te lo aseguro).

Tus acciones

En tus tareas de cada día, ¿hacia dónde te dirigen tus acciones? ¿Te resultan satisfactorias? ¿Caminas hacia lo que quieres y lo disfrutas? O por el contrario, ¿cada paso que das te aleja de lo que quieres porque tienes miedo a lo que pudiera ocurrir?

Tu potencial

Acerca de tus capacidades: ¿qué crees que puedes hacer y qué no? ¿Qué motivos tienes para creer que «no puedes»? ¿Con quién o con qué experiencias te estás comparando? ¿Qué tendrías que desarrollar en ti para hacer posible mañana lo que crees que no puedes conseguir hoy?

Tu visión

Sobre tu visión de vida: lo que haces, sientes y crees, ¿hacia dónde te está llevando? ¿A qué crees que se debe?

En primer lugar, nuestra visión ideal de vida, según quienes somos y los talentos que tenemos y lo que nos satisface, suele distar mucho de lo que estamos haciendo ahora y el lugar a donde nos dirigimos.

¿Qué es lo que te está frenando para vivir como realmente quieres?

Todas nuestras limitaciones son creadas por nosotros mismos, en función de nuestros juicios (lo que creemos que es correcto o no), nuestras creencias (lo que creemos que es posible o no), nuestra gestión emocional (hasta qué punto sentimos nuestras emociones de forma funcional y positiva o no) y sobre todo de nuestras acciones y conductas (si nos dirigen hacia donde queremos o no).

¿Cómo orientarnos hacia quienes somos?

Existen barreras que te impiden verte. La buena noticia, es que esas barreras pueden saltarse, e incluso hacerlas desaparecer. El reto está en ti. Cuando te conoces, descubres de qué eres capaz y quedan muy atrás las viejas limitaciones. ¿Qué has aprendido a través de tus respuestas a estas preguntas?

Un proceso de autoconocimiento profundo con una compañía profesional suele tener un enfoque transpersonal, que significa «ir más allá de la personalidad». En mi caso, acompaño como psicólogo a las personas que quieren conocerse mejor y de forma profunda con Conócete en 21 pasos, un proceso que las personas viven desde casa y con libertad de horarios.

Conocerte en 21 pasos

A través de 21 pasos, que envío a tu email cada 5 días, profundizamos en todas las capas de tu personalidad y cuentas con mi apoyo constante (con consultas ilimitadas, no solo con sesiones esporádicas). La única forma de vivir este proceso es consultarme de forma privada o agendar una sesión. Si es lo que quieres, será un placer ayudarte.

La gran paradoja de conocerse a uno mismo es esa… que no consiste en creer saber quien eres, sino en abrir puertas que te descubran que no somos algo concreto, sino una aventura y aprendizaje constante.

Gracias por pensar en ti,
Rubén