Empoderamiento humano

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Ansiedad y soledad: cómo la ansiedad nos aísla y cómo superarlo

La relación entre la ansiedad y la soledad o el aislamiento es muy estrecha. La ansiedad es un estado de alerta que nos provoca malestar, de tal forma que nos va aislando con el tiempo. Es común que las personas que sufren ansiedad a lo largo del tiempo se van aislando cada vez más, lo cual condiciona su bienestar y sus vínculos. La ansiedad nos aísla y mientras más nos aislamos parece que sentimos más ansiedad. ¿Cómo salir de este bucle?

Ansiedad y soledad suelen ir de la mano en distintos contextos. En un sentido social, la ansiedad nos suele aíslar al vincular ese malestar con alguna situación social (aglomeraciones, conocer personas nuevas, lugares muy estimulantes o donde tuvimos una mala experiencia). Si pensamos en una relación a la pareja, la ansiedad nos puede aislar del mundo o, por el contrario, la ansiedad nos aleja de esa experiencia y cada vez sentimos más soledad.

En este artículo vamos a profundizar en cómo la ansiedad y soledad se relacionan, en qué consiste realmente esa ansiedad y, sobre todo, cómo poder superar este problema. Porque la ansiedad no es una enfermedad ni un malestar con el que debamos vivir, sino una dificultad psicológica y emocional que se puede resolver en terapia.

Todo lo que vas a leer está basado en la experiencia directa en terapia psicológica, acompañando a personas que tenían esta dificultad y la superaron. Vamos a por ello.

Ansiedad y soledad: ¿qué va antes?

Muchas personas se preguntan si primero aparece la ansiedad o si es la soledad la que acaba generando ansiedad. La respuesta no es única, pero sí es clara: en la mayoría de los casos, es la ansiedad la que nos va aislando.

Cuando vivimos con ansiedad, nuestro cuerpo está en modo defensa, alerta. Nos volvemos más sensibles al entorno, a los estímulos, a las relaciones. Esto hace que nos expongamos menos, que evitemos. Lo que antes hacíamos con naturalidad (quedar con alguien, salir a la calle, hablar por teléfono), ahora se percibe como una amenaza. Comenzamos a aislarnos como una forma natural de gestionar esa ansiedad.

Sin embargo, con el tiempo esa soledad se vuelve más limitante. Nos acostumbramos a esa soledad, a evitar, a protegernos. Y ese patrón de evitación refuerza la ansiedad. Se convierte en un bucle que puede durar años si no se atiende.

Vivir la soledad y disfrutarla es necesario y forma parte de los seres humanos. En función de nuestra personalidad puede ser especialmente importante. El problema no es la soledad, sino utilizarla como una forma de evitación, lo cual nos genera aún más ansiedad con el tiempo.

Qué es realmente la ansiedad

La ansiedad no es una enfermedad, ni un error en tu cerebro. Es un mecanismo natural que se activa cuando percibimos peligro. El problema aparece cuando ese estado se vuelve constante o desproporcionado. Puede tratarse de una experiencia de pareja, social, laboral, o incluso vinculada a nuestra propia autoestima o autoconcepto.

En muchas personas, la ansiedad es una respuesta aprendida tras años de presión, sobreexigencia, miedo a no estar a la altura o necesidad de control. No aparece de la nada, ni es simplemente un «síntoma biológico». Es la consecuencia de una forma de estar en el mundo.

El ahogo en el pecho o boca del estómago también es habitual debido a un forma de respirar disfuncional. Esto nos ocasiona agotamiento, problemas para dormir, aumenta la adicción tecnológica y sobre todo nos somete a pensamientos intrusivos.

Vamos a profundizar en qué factores nos llevan a la ansiedad.

Factores que nos llevan a la ansiedad

No hay una sola causa. Pero estos son algunos de los factores que he visto una y otra vez en terapia:

  • Vivir en modo exigencia o autoexigencia permanente.
  • No saber poner límites a los demás (ni a uno mismo).
  • Hacer demasiado, sin espacio real para sentir o descansar.
  • Relaciones que no aportan contención emocional.
  • Infancia marcada por miedo, comparación o sensación de no ser suficiente.
  • Ausencia de vínculos genuinos y constantes.

Sentir ansiedad en ciertos momentos de nuestra vida puede ser natural: un primer día de trabajo, hablar en público, una primera cita, una mudanza o día de aeropuerto, etc. El problema llega cuando la ansiedad es demasiado intensa, frecuente o duradera.

El motivo del aislamiento

La ansiedad nos lleva a evitar. Y lo primero que evitamos son las personas y las situaciones donde no sentimos seguridad. Surgen mecanismos de anticipación y vamos así reduciendo nuestros espacios seguros.

A veces el aislamiento es físico: no sales. Otras veces es emocional: estás con gente, pero no conectas con nadie. Sientes soledad incluso rodeado de personas. Esto es habitual cuando estamos en alerta. Si existe alerta y sensación de ansiedad, es incompatible con dormir o conectar con personas.

Finalmente, ansiedad y soledad se vinculan como un círculo vicioso. Salir de la soledad parece incrementar la ansiedad, con lo cual, aumentamos esa soledad. Vamos a ver cuáles son las soluciones estables desde la terapia. Los seres humanos necesitamos vivir y disfrutar de la soledad, pero como parte de nuestras rutinas saludables, no como único sistema de vida para aislarnos.

Te dejo un vídeo donde profundizamos en la ansiedad (las soluciones desde la terapia a este problema están abajo del vídeo).

Soluciones desde la terapia

Salir de este bucle es posible. No es rápido, pero es real. La terapia ayuda porque no se limita a aliviar los síntomas: te lleva a comprender lo que ocurre y a cambiar los patrones que te mantienen atrapado.

Cuando tenemos esta dificultad, en terapia debemos abordar varios factores. Profundizamos en cada uno de ellos.

Profundizar en cómo gestionas tus emociones

Uno de los primeros pasos es aprender a reconocer y sostener lo que sientes. Muchas personas con ansiedad llevan años desconectadas de sus emociones. No saben nombrarlas, no saben qué hacer con ellas. Y eso genera aún más tensión.

Cuando entiendes cómo gestionas tus emociones podemos comenzar a aplicar cambios que te lleven a sentir más seguridad y apertura.

En terapia se trabaja para recuperar esa conexión emocional. No se trata de pensar distinto, sino de sentir distinto, de modo más seguro y presente.

Disminuir la ansiedad con mecánica respiratoria

La respiración es la puerta de entrada al sistema nervioso. El ahogo en la boca del estómago o pecho, como hablamos, se debe a una dificultad con la mecánica respiratoria. Aprender a respirar de forma completa y natural disminuirá la ansiedad y, así, te abrirá puertas a otras experiencias desde la calma y la seguridad.

Trabajar las rutinas y construir espacios seguros

Muchos cambios pequeños, sostenidos en el tiempo, pueden transformar tu día a día. Rutinas de sueño, de alimentación, de movimiento. Pero también hábitos como escribir, pasear, o simplemente tener un espacio donde no necesitas fingir. En tu soledad encuentras espacios seguros, pero deben ser también saludables. Desde ahí, ampliamos esos espacios seguros para poder conectar mejor con el mundo.

Profundizar en todas las partes de la personalidad

A veces hay partes internas que boicotean el cambio: la parte que quiere sanar y la parte que tiene miedo a dejar de controlar. La parte que desea volver a confiar y la parte que se protege del dolor. Por este motivo, en un proceso terapéutico trabajamos con todas las partes de la personalidad: tu sistema de creencias, autoestima, formas de comunicarte, rutinas, gestión emocional, relaciones, etc.

Diseñar un plan de acción

Salir del aislamiento requiere estrategia. No basta con “tener ganas”. Es necesario planificar pequeñas exposiciones, reconstruir vínculos, volver a salir al mundo. En terapia esto se hace paso a paso, con realismo y apoyo.

Contar con compañía constante

La soledad no se rompe solo con una charla esporádica. Lo que más transforma es tener una presencia constante, alguien que te acompañe en el proceso sin juzgar, sin apresurar, sin forzar. Por este motivo mi forma de acompañar no es solo con sesiones eventuales, sino con compañía constante, cada día y sin límite de consulta, así como con herramientas semanales y sesiones. De esta forma, sientes más compañía y podemos resolver el problema con mayor seguridad y antes.

Si es lo que quieres, recuerda que puedes agendar una sesión conmigo en este enlace. En esta sesión nos conocemos, profundizamos en lo que ocurre y vemos cómo lo podemos solucionar.

Muchos ánimos y confianza,
Rubén Camacho
Psicólogo y coach

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Rubén Camacho Zumaquero

Psicólogo y coach

Puedo ayudarte

Si quieres solucionar lo que te ocurre, agenda una sesión conmigo para conocernos, encontrar una solución estable y comenzar con tu proceso de cambio personal

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