Superar la dependencia emocional de forma estable

Superar la dependencia emocional, tanto en las relaciones de pareja como en las amistosas, termina por ser uno de los anhelos más habituales en nuestra vida.

Y lo más importante: sentir dependencia emocional es algo habitual que todos los seres humanos hemos sentido en algún momento en nuestra vida. De hecho, suele ser uno de los principales motivos de consulta psicológica o la principal necesidad a la hora de vivir un proceso de cambio profundo y estable.

¿Por qué resulta tan difícil superar la dependencia emocional? Existen varios factores psicológicos involucrados que, si no se trabajan con profundidad, hará que las relaciones terminen por ser desgastantes y nos generen ansiedad y desánimo (en lugar de bienestar, que es la esencia de cualquier relación humana).

La dependencia emocional o afectiva nos genera sensaciones de frustración, también inseguridad, a veces ira o culpa. Esto no solo dificulta nuestras relaciones personales o de pareja, sino que hace mucho más difícil afrontar los conflictos, crisis o incluso rupturas.

En este artículo tenemos varios objetivos:

• En primer lugar, descubrir en qué consiste la dependencia emocional y cuáles son los factores psicológicos involucrados
• Profundizar en cuáles son las consecuencias para tu vida personal y de pareja
• Descubrir cómo superar la dependencia emocional gracias a tu propio cambio personal, de forma estable y profunda.

Por supuesto: todo lo que voy a contarte en este artículo está basado en las experiencias de las personas que he acompañado en sus procesos de cambio y han superado la dependencia emocional a largo plazo. Puedes leer aquí sus testimonios.

El objetivo final es que hoy mismo des los primeros pasos para superar esta dificultad para siempre. Vamos a por ello!

En qué consiste la dependencia emocional

La dependencia emocional o afectiva es una sensación emocional desagradable y limitante, que te hace sentir que tu bienestar depende del otro. Esta dependencia es también una forma habitual de comportarte y construir relaciones. Desde esta base, al no poder controlar lo que ocurre en tu relación, sentimos frustración, ansiedad, y con el tiempo angustia y desánimo.

Para entenderlo, partamos de una base sencilla: los seres humanos somos seres sociales, afectivos y emocionales, y por lo tanto, somos en cierto sentido dependientes. Dependemos de nuestro contexto, de los recursos de los que disponemos, y también nuestro bienestar depende de vivir relaciones personales y de pareja de calidad.

El problema no está en que lo que te ocurra en tu relación te afecte, sino en que tu bienestar dependa principalmente de lo que ocurre en pareja o con tus relaciones. A consecuencia de ese hábito, se genera esa dependencia emocional tan desagradable.

En las relaciones personales, más aún en las de pareja, experimentamos bienestar a través de nuestros vínculos. Pero no podemos controlar al vínculo ni al otro, así como a su conducta. Por este motivo surgen miedos e inseguridades, necesidades de control, que se manifiesta a través de expectativas, exigencias, conflictos, o incluso cediendo totalmente tu voluntad.

Vamos a ver cuáles son las causas principales.

Causas de sufrir dependencia emocional

Existen 4 causas o factores principales que nos llevan a sentir dependencia.

• Que tu bienestar no dependa de ti: cuando volcamos nuestro bienestar en el otro, y considerando que no podemos controlar su conducta, nuestros miedos e inseguridades actúan generando expectativas que no se suelen cumplir. Esto valida nuestros miedos y nos hace sentir cada vez más dependientes (como si la relación se viviera en un constante estado de alerta)
• La forma en la que gestionas tus emociones: si tienes dificultades para gestionar ciertas emociones, como el miedo, la inseguridad, la culpa o el enfado, esas emociones terminan por ser demasiado intensas, frecuentes y duraderas, lo cual crean dependencia emocional y afectiva hacia el otro. Con el tiempo, te puede llevar a un estado ansioso que a su vez ocasiona desánimo
• Tu forma de construir relaciones: si ves una relación como una oportunidad para generar bienestar y depender de ella, terminará por resultar una experiencia desagradable y dependiente. Una relación es ante todo una experiencia donde tu bienestar debe depender principalmente de ti y en esa relación lo compartimos con el otro
• Una comunicación opaca: cuando tu comunicación no es asertiva, tendemos a no poner límites, expresar lo que necesitamos o no deseamos, de tal forma que nos adaptamos a lo que ocurre, no tomamos decisiones propias y se genera dependencia.

¿Cómo superar la dependencia emocional cuando ya ha ocurrido? Vamos a ver las dos claves más importantes.

Relación entre dependencia emocional y autoestima

La relación entre la dependencia emocional y la autoestima es muy estrecha. Cuando nos sentimos dependientes, lo asociamos con una autoestima baja. Incluso, solemos expresar que la relación nos ha «quitado» la autoestima.

Sin embargo, estas ideas parten de un error sobre nuestra forma de ver la autoestima. Tu autoestima es una relación afectiva contigo, a través de la cual fluyen tus relaciones. La autoestima realmente no es alta, ni baja, ni puede ganarse o perderse, ya que no es un objeto. La autoestima es más bien un sistema, una forma de hacer las cosas y de relacionarte.

¿De qué depende entonces que tu autoestima funcione? De si tu bienestar procede principalmente de ti (de lo que haces, cómo lo haces, tus decisiones, vivir generando bienestar y con rutinas que te ayuden, sin juzgar al otro o generar expectativas) o si depende más de factores externos que no puedes controlar (cómo se comporta el otro, etc.).

Superar la dependencia emocional implica entonces aprender a construir una autoestima que funcione, donde tu bienestar depende de tus decisiones, de lo que haces y cómo lo haces, para posteriormente poderlo compartir en pareja o con tus relaciones.

La importancia de la gestión de emociones

A su vez, en todo momento estamos hablando de emociones. Superar la dependencia emocional es un proceso de cambio que implica que sabes entender y gestionar las emociones que te llevan a esa dependencia.

Solemos pensar que la dependencia nos lleva a sentir miedo, inseguridad, angustia o ansiedad, pero el proceso ocurre a la inversa. Es nuestra forma disfuncional de gestionar esas emociones lo que nos lleva a generar dependencia emocional.

Pero nuestras emociones no son las responsables de lo que ocurre, ya que todas son útiles en su grado justo y necesario. La dificultad llega cuando no hemos aprendido a gestionarlas y son demasiado intensas, frecuentes y duraderas.

¿Cómo ocurre esto? Mediante nuestros comportamientos. Si ante una situación de miedo o inseguridad tendemos a validar esas emociones, evitar comunicarnos de una forma asertiva, adaptarnos demasiado al otro por miedo a su reacción, o no tomamos decisiones propias para generar bienestar, finalmente terminaremos por sentir esas emociones cada vez con más frecuencia.

Vamos a ver ahora cómo revertir esta situación de forma estable desde la experiencia de las personas que han vivido sus procesos.

Mejorar tus relaciones gracias a tu propio cambio personal

Cuando sufrimos problemas de pareja o en nuestras relaciones, sentimos que la solución debe estar enfocada a cambiar esas relaciones. Sin embargo, no podemos controlar nuestras relaciones, así como lo que nos ocurre en relación al mundo.

Lo que sí es posible, beneficioso y necesario, es aprender a gestionar lo que nos ocurre de forma funcional. Superar la dependencia emocional es un proceso de autoconocimiento que implica que el cambio es posible a través de tu propio cambio personal.

Vamos a ver cuáles son las claves más importantes.

Claves más importantes

Trabajar con tu autoestima

Para que tu autoestima funcione de forma estable, tu bienestar debe depender de ti: de lo que haces, cómo lo haces, qué decisiones tomas, tener una rutina que te lleve a sentirte bien, de forma independiente y sin que tus miedos te condicionen (o lo que crees que van a pensar o hacer los otros).

Aprender a gestionar tus emociones

Mejorar tu autoestima pasa a su vez por aprender a entender y a gestionar tus emociones. Se trata de entender qué sientes, cómo lo gestionas (mediante tus comportamientos) y aplicar cambios específicos que te hagan gestionar esas emociones de forma más funcional.

Cuando los miedos, inseguridades, ansiedad o desánimo son menos frecuentes e intensas y tu bienestar depende principalmente de ti, las relaciones se viven de forma totalmente diferente.

Cambiar el enfoque de tus relaciones

A su vez, es importante conocer el enfoque en el que vives tus relaciones. Una relación no es una experiencia para depositar tu bienestar o buscar seguridad, sino para compartir el bienestar que ya está contigo. Cuando nuestras relaciones son una válvula de escape, tienden a no funcionar.

Contar con un plan de acción

La única forma de conseguir cambios concretos en tu vida es aplicar acciones diferentes en tu día a día. Por más que deseemos cambios, estos no llegan si no los hacemos realidad con nuestra forma de comportarnos. Ninguna terapia es más efectiva que pasar a la acción, y a su vez, cualquier terapia se queda coja si no se aplican cambios específicos.

Contar con compañía constante y experta

Una compañía que no te juzgue, guíe o aconseje, sino en la que te puedas reflejar como un espejo limpio para que puedas tomar las decisiones que necesites, y a su vez, sentir apoyo de forma constante (no solo con sesiones eventuales, sino cada día, para cualquier necesidad que tengas).

 Construir independencia afectiva para mejorar tus relaciones

Superar la dependencia emocional es entonces posibles gracias a tu propio cambio personal. Lo interesante es que el tiempo necesario es menor del que pensamos. Se trata de vivir un proceso que sea práctico, y a su vez, profundo y donde se trabajen con todas las partes de tu personalidad.

Si es lo que quieres y tienes el compromiso para solucionar lo que te ocurre al 100%, no dudes en agendar tu primera sesión conmigo, nos conocemos, vemos qué ocurre y cómo lo podemos solucionar.

Te envío muchos ánimos!

Gracias por pensar en ti,
Rubén