Gestionar las emociones para cambiar tu vida
A lo largo de nuestra vida vivimos experiencias difíciles que condicionan nuestro bienestar: miedos, inseguridades, enfadarnos demasiado, vivir con ansiedad y angustia, etc. Gestionar las emociones no es solo un aprendizaje puntual, sino la base desde la que se construye todo tu bienestar.
¿Por qué? Porque somos seres emocionales, sentimos emociones cada segundo del día, y por lo tanto te condicionan tanto en tu estado de ánimo como en tus comportamientos, interpretaciones, decisiones, comunicación, forma de relacionarte…
Estarás de acuerdo conmigo: no tomas las mismas decisiones si estás en un estado de inseguridad que de confianza, así como no ves de la misma forma lo que ocurre o a tu pareja si te condiciona el miedo, la ira, la culpa o la aceptación y la calma.
Por esta razón, todo proceso de cambio personal que vivas tiene como raíz gestionar las emociones, ya que te permite mejorar tu bienestar, aprender de ti y construir una autoestima que te funcione. Ahora bien, ¿cuáles son las emociones más difíciles de gestionar?
Esto es lo que vamos a ver en este artículo, que, como siempre, está basado en las experiencias reales de las personas a las que he acompañado en sus procesos de cambio como psicólogo y coach desde el año 2012. Vamos a por ello!
Gestionar las emociones más difíciles es aprender sobre ti
El ser humano es un ser emocional. Si lo piensas, cada decisión importante en tu vida estaba determinada por las emociones que sentías en ese momento. Al ser seres emocionales, que están emocionados en todo momento del día (hasta cuando sueñas sientes emociones), te condicionan en todo.
Esto te influye a la hora de construir tus relaciones de pareja, a la hora de afrontar las crisis o rupturas, de afrontar retos, de comunicarte o de asimilar cambios.
Gestionar las emociones también es un aprendizaje que influye en tu salud, ya que cada emoción tiene una consecuencia fisica (química y hormonal) en tu organismo.
Suele existir la idea de que gestionar las emociones es controlarlas. También se vincula con el término «inteligencia emocional» (un término que me resulta inadecuado, ahora te explicaré por qué). Nada más lejos de la realidad.
Gestionar las emociones implica que entiendes qué sientes, y en lugar de dejarte llevar por ello, sabes gestionarlas (mediante tus comportamientos) para que tengan el grado justo y necesario. Es decir, que tengan la intensidad, duración y frecuencia que necesitas.
Sentir miedo, inseguridad o enfado a veces puede ser útil y necesario. Pero sentirlo durante demasiado tiempo, intensidad o frecuencia te genera malestar y dificulta tus relaciones y visión de la vida y lo que ocurre. También dificulta tu visión sobre ti.
Ahora bien, ¿en qué consiste gestionar las emociones?
La forma adecuada de gestionar lo que sientes
Cuando pensamos en gestionar las emociones suele ser frecuente que lo asociemos a inteligencia emocional. Como psicólogo, decidí dejar de usar ese término hace muchos años. En el año 1921 se celebró un simposio en EEUU sobre psiquiatría y psicología y uno de los objetivos era definir la inteligencia de forma científica. Ya puedes imaginar el resultado: no pudieron.
Cuando pensamos en inteligencia lo hacemos de forma cualitativa, como si existieran personas más o menos inteligentes, y por lo tanto, tendemos a pensar que existen personas con más o menos inteligencia emocional. Esto es un error que dificulta entender nuestro mundo emocional.
Todos los seres humanos somos seres emocionales y tenemos la capacidad para gestionarlas. ¿Cómo? Con tus comportamientos. Cada vez que sentimos una emoción, nos comportamos de una determinada forma, y de esta forma la validamos.
Si ante la inseguridad cedemos y no afrontamos retos, finalmente generaremos más inseguridad cada vez que exista esa oportunidad. A través de un proceso de cambio profundo y práctico, donde trabajamos con cómo gestionas tus emociones, podremos entenderlas con mayor profundidad y aplicar los cambios necesarios que te permitan vivir con más aceptación, confianza y seguridad.
Por qué el control de las emociones no funciona
Uno de los motivos por los cuales existen emociones más difíciles de gestionar es porque tratamos de controlarlas, lo cual equivale a reprimirlas. El control de las emociones o pensar que existen emociones más difíciles de controlar es una quimera, ya que toda emoción, por su propia naturaleza, es incontrolable.
No se trata de controlar nuestras emociones, sino de entenderlas y gestionarlas. Cuando tratamos de controlar nuestra ira, finalmente explota. Así, con cada emoción. No podemos vivir sin miedo, sin ira o inseguridad, pero sí puedes aprender a gestionarlas para que no te condicionen tanto. Ese es el gran aprendizaje.
Hoy vas a descubrir cuáles son las 5 emociones más difíciles de gestionar y cómo comenzar con un proceso de cambio personal para aprender a gestionarlas.
Las 5 emociones más difíciles de gestionar
Puedes sentir dos tipos de emociones en tu vida: las que te hacen actuar y las que te paralizan, las que te hacen sentir bien o las que te llevan a sensaciones desagradables.
Cada emoción tiene una utilidad relativa. El problema no es que te paralicen o que sean desagradables. A veces, una parálisis es positiva (por ejemplo, para proteger tu vida frente a un semáforo en verde). El problema es cuando esas emociones dominan tu vida de tal forma que cada acción y decisión depende de esas emociones y las sientes con demasiada frecuencia o intensidad.
Inseguridad
La inseguridad es un miedo a perder el control y a la vez que al rechazo, de tal forma que sientes que no tienes la capacidad para mantenerte estable y conseguir bienestar por tus propios medios.
¿De dónde procede este miedo? De la idea de que tu bienestar precisamente depende de factores externos (una persona, un contexto, una situación, un estatus, etc.). Si no tienes nada de lo que crees que debes tener (dinero, belleza, estatus, poder, pareja, etc.) es normal que sientas inseguridad. Pero esa inseguridad no es mala.
La inseguridad cuando conduces un coche en un lugar desconocido te ayuda a prestar más atención a la carretera. El problema es cuando esa inseguridad domina tu vida. Para aprender a gestionar es necesario que cuentes con un plan de acción con acciones diferentes que te lleve a construir seguridad hasta que esa emoción no tenga utilidad en tu vida.
Culpa
La culpa es el miedo a la reacción del otro o a la imagen que puedes tener sobre ti debido a un hecho que ha ocurrido. Este modo de miedo también está muy relacionado con tu autoestima. ¿Cómo vencer la culpa? Transformándola en responsabilidad.
Desmotivación
La desmotivación o no sentir deseo, ánimo o energía de pasar a la acción e ir hacia lo que realmente quieres, en realidad es un hábito construido con los días acompañado de un estado emocional pasivo. Nos desmotivamos cuando no encontramos estímulos para continuar y aprender.
Esta dificultad emocional viene precedida de un problema mayor: tu bienestar no está dependiendo de ti, sino de factores externos que no puedes controlar (cómo las personas te valoran, lo que ocurre en tu contexto, etc.). También puede ser el resultado de tus creencias sobre ti.
Ira o enfado
La ira es un modo de miedo activo. Cuando no puedes huir, atacas. La ira refleja que quieres tener el control de los demás o de las situaciones, ya que está ocurriendo algo que no te gusta y reaccionas para tratar de eliminar lo que ocurre o la conducta de la otra persona.
Sin embargo… esto no es siempre posible ni tiene por qué ocurrir así. La ira te informa sobre tus miedos pero si no escuchas a tus emociones terminarás totalmente dominado o dominada por esa ira.
Si aprendes a gestionar tu ira seguirás enfadándote… pero muy poco, con muy poca intensidad. Este es el cambio que más necesitas. Ya lo decía Aristóteles: se trata de enfadarte de la forma adecuada, con la intensidad adecuada, y por los motivos justos.
Miedo
Finalmente, el miedo… miedo a perder, a la soledad, a no sentirnos queridos, al rechazo, a triunfar o a fracasar. El miedo es la emoción más difícil de gestionar y solo es posible conseguirlo con un proceso de cambio personal que te haga entender tus miedos y poco a poco entenderlos, gestionarlos y hacerlos más pequeños.
Tener tus emociones de tu lado
Cualquier tipo de trabajo personal, psicológico o de cambio que quieras hacer en tu vida, se queda cojo si no trabajas de forma profunda con tu gestión de emociones. Este es el motivo por el cual muchos procesos o sesiones psicológicas se quedan en solo una conversación.
Lo sorprendente es que conseguir el cambio que necesitas no es en sí mismo difícil o costoso. Se trata de vivir un proceso profundo, donde puedas aprender de ti, y donde también apliques los cambios que necesitas para que tus emociones estén de tu lado en lugar de en tu contra.
Si es lo que quieres, recuerda que puedes agendar una primera sesión para que veamos tu situación con profundidad y descubramos cómo resolverlo al 100%. Te envío muchos ánimos y confianza.
Gracias por pensar en ti,
Rubén